Lucas Alamán y su relación con Celaya
Lucas Alamán y su relación con Celaya
El
desarrollo industrial de Celaya no es un proceso iniciado en la última década,
si bien se está presenciado el boom de la industrialización en la región, cabe
señalar que no sólo desde la segunda mitad del siglo XX se comenzó a dar este
proceso, sino que desde la etapa
colonial y durante el siglo XIX, Celaya ya era un punto referente
industrialmente hablando.
Al
ser el punto intermedio entre Querétaro -una de las ciudades más importantes de
la Nueva España y que sería un punto destacado de la industrialización
novohispana- y Guanajuato -importante centro minero- Celaya figuró como un enclave atractivo para
el sector industrial. La economía y los mercados coloniales se respaldaban en
un sistema articulado por regiones, de ahí que este territorio fuera parte
fundamental de la economía novohispana.
Fachada de fábrica de textiles Zempoala |
De
acuerdo a un informe presentado en 1604, Celaya ya contaba con cuatro obrajes
donde la producción era sobre todo de jergas y costales, mismos que eran
destinados para poder transportar harina a los diferentes puntos mineros de la
Nueva España. Si bien no estaba a la par de ciudades con una alta presencia obrajera
como Querétaro, Puebla o Guadalajara, la producción de Celaya representaba un
parte del engranaje de la economía colonial, específicamente de la zona centro-norte
del virreinato.
Teniendo
clara la idea de la posición estratégica y privilegiada de Celaya, así como el
antecedente obrajero durante la Colonia, en los primeros años del México
independiente, un personaje clave de la política mexicana de la primera mitad
del siglo XIX, vio en Celaya el lugar propicio para iniciar con la
reconstrucción del país, reconstrucción económica y social que apuntaba hacia
la industrialización, hacia dejar de lado el viejo sistema de obrajes
coloniales y de dar el paso hacia la construcción de la industria moderna. Este
personaje, Lucas Alamán.
Anuncio la fábrica, El centinela español, 20 agosto 1882.p.3 |
Alamán fue el principal impulsor de la
primera industrialización de México, además se desempeñó como político,
ideólogo y burócrata conservador, sin embargo quiso ir más allá de estos cargos
e incursionó de manera directa en los negocios, sobre todo en el ámbito de la
industria textil. Es así que Alamán decidió establecer una fábrica de textiles
en Celaya.
Al ser miembro de una familia acomodada, la
cual había hecho su fortuna durante la etapa novohispana, Alamán era un pleno
convencido de que el desarrollo económico de México se daría si se retomaban
algunas de las actividades desarrolladas durante la Colonia: la minera y la
agricultura. Esta noción lo llevó a viajar a Europa para una formación
orientada hacia el tratamiento y laborío de las minas, así como de otros
metales.
Chimeneas de fábrica de Zempoala |
Regresó a México en 1822 y para 1824, debido
a su amplio conocimiento y experiencia en el trabajo de las minas, quedó al
frente de La Compañía Unida de Minas, para el laborío y fomento de las minas
existentes en todos los lugares del territorio de la República. A pesar del empeño puesto en este proyecto, la
compañía no generaba ingresos redituables así que Alamán decide separarse en
1828.
A la par de su participación en la Compañía
Unida de Minas, en 1825 decide incursionar en los negocios en su natal
Guanajuato, debido al pleno conocimiento que tenia de la ciudad y de la
sociedad guanajuatense, decidió junto con su hermana María de la Luz Alamán,
asociarse e invertir en algunas fincas urbanas, formando así una nueva compañía
destinada al arrendamiento de las fincas.
La
nueva compañía quedaría establecida el 13 de julio 1825. La duración de la
compañía estaba estipulada a cinco años. Lucas Alamán introdujo para el giro de
la compañía un total de 56,855 pesos, mientras que se hermana aportaría 44,613
pesos. La compañía no duraría cinco años como se había pactado, ya que hasta
1835 estarían ambos socios disolviéndola.
Junto
a estas actividades mantenía de manera paralela su carrera en la política mexicana.
En una de esas funciones, tuvo el acierto de fomentar una política económica
para industrializar al país: la creación
del Banco de Avío. Esta institución crediticia se inauguró en 1830 durante la
administración de Anastasio Bustamante, siendo el principal impulsor Lucas
Alamán, quien fungía como Secretario de Relaciones exteriores e interiores,
siendo también su primer director.
Con
un fondo inicial de un millón de pesos, el Banco se orientó hacia la promoción
de préstamos a particulares o sociedades, con el fin de fomentar la creación de
fábricas —especialmente de corte textil— e impulsar las inversiones
industriales para la conformación capitalista y empresarial de México. Aunque
los préstamos del Banco estaban abiertos hacia cualquier tipo de inversionista,
era claro que darían mayor preferencia a las fábricas de tejidos de algodón,
lana y seda. Esto no quiere decir que sólo se capitalizaría a este sector, ya
que durante el tiempo de vida del Banco de Avío, los préstamos para la
edificación de fábricas de vidrio, papel, aguardiente, entre otros, eran muy
recurrentes. Lo que sí cabe resaltar, es que a pesar de la inestabilidad
política de los primeros cincuenta años de vida independiente, algunos
capitalistas mexicanos se fijaron la firme idea de impulsar la
industrialización de México mediante una base que consistía en el fomento a las
industrias textiles.
Lucas
Alamán no se conformó con ser sólo el burócrata que estaba al frente del
proyecto de industrialización, quiso ir más allá e incursionó como empresario.
Para 1826 aproximadamente, lo encontramos iniciando la construcción de la
fábrica de Celaya, en la cual se elaborarían prendas de algodón y que
posteriormente sería conocida por el nombre de Zempoala. Sin embargo, en 1827 compró
la Hacienda de Trojes, viéndose afectada con esta operación su situación financiera
provocando que la construcción de la fábrica se viera pausada y que
definitivamente en 1828 suspendiera el proyecto. Para 1832, el Banco de Avío
realizó un préstamo por la cantidad de 32 mil pesos con la finalidad de
habilitar la fábrica, la cual llevaría por nombre “Compañía Industrial de
Celaya.”
La
antigua fábrica de Lucas Alamán hoy es parte del paisaje del centro de la ciudad.
Conserva gran parte de su fachada, caracterizada por un estilo neoclásico. Este
edificio histórico se encuentra en la calle de 5 Mayo y hace esquina con Riva
Palacio. Actualmente una parte del terreno funciona como estacionamiento, sin
embargo, es posible apreciar la parte que servía como nave principal donde se
situaban los telares. También es visible una serie de cuartos los cuales
probablemente funcionaban como almacén, oficinas y casa de empleados. No obstante, uno de los elementos más
llamativos de la construcción es la chimenea de notorio estilo decimonónico,
símbolo de la modernización industrial a la que Alamán se dio tarea.
Fuentes
Archivo Histórico de
Notarias de la Ciudad de México
Archivo General de la
Nación
Viqueira, Carmen y
Urquiola, José Ignacio. Los obrajes en la
Nueva España. México, CONACULTA, 1990.
Colón Reyes, Linda Ivette. Los orígenes de la burguesía y el Banco de Avío. México, Ediciones el
Caballito, 1982.
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