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Agustín de Iturbide, el consumador de la independencia mexicana

Agustín de Iturbide, el consumador de la independencia mexicana


Hist. Laura Bibiana García Frías

Cada 16 de septiembre los mexicanos escuchamos los nombres de quienes participaron en el movimiento insurgente: Allende, Aldama, Morelos, Hidalgo, entre otros. Son llamados héroes nacionales por su participación en la lucha independentista; calles, plazas, parques, estadios, llevan sus nombres como homenaje a quienes ofrendaron su vida por la causa libertaria. No obstante, existe un hombre que ha sido prácticamente olvidado por la historia oficial, sin embargo logró la consumación de la Independencia, él es Agustín de Iturbide.
Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu nació en la ciudad de Valladolid, hoy Morelia, el 27 de septiembre de 1783. A los 15 años sale del seminario y se dedica a las labores del campo en una de las haciendas de su familia; ingresa al ejército novohispano a los 16 años y a los 22 ya goza de cierto prestigio militar. En septiembre de 1810, cuando inicia el movimiento insurgente, es Alférez del regimiento provincial de Valladolid; el cura Miguel Hidalgo, su primo, le envía una carta invitándolo a unirse a las filas insurgentes y ofreciéndole el rango de Teniente General, ofrecimiento que rechaza por no estar de acuerdo con la estrategia empleada hasta ese momento por el párroco de Dolores.
Mientras tanto, Félix María Calleja, comandante de la Brigada de Infantería en la Intendencia de San Luis Potosí, se pone al mando de las operaciones militares para enfrentar a las huestes insurgentes en el centro del territorio novohispano. Por su parte, al general Torcuato Trujillo se le comisiona para defender la ciudad de México, por esa razón es él quien dirige las tropas realistas en el Monte de las Cruces, sitio localizado en las cercanías de Toluca, donde se libra una de las primeras batallas entre realistas e insurgentes, esto en el mes de octubre de 1810.  Las huestes de Hidalgo se alzan con la victoria, pero en las filas realistas comienza a destacar debido a su genio militar, el teniente Agustín de Iturbide. Incluso una de las figuras más relevantes del siglo XIX, el historiador y político Lucas Alamán, menciona que, “a pesar de ser ésta su primera acción de guerra, ejecutaba las órdenes de Trujillo con inteligencia y serenidad admirables”, lo que le valió su ascenso a Capitán.
Después de la victoria realista en Aculco el 7 de noviembre de 1810, y posterior a la decisión de Hidalgo de no tomar la ciudad de México y retroceder, los ánimos al interior de las filas insurgentes decayeron, lo que originó discrepancias y separaciones, dando paso a la formación de guerrillas sin liderazgo de los iniciadores del movimiento, pero persiguiendo el mismo objetivo. Tal fue el caso de los grupos rebeldes surgidos en el Bajío, de los cuales destacó el liderado por Albino García, cuya suerte se uniría posteriormente a la del capitán Iturbide.
Las acciones del salmantino Albino García y su guerrilla se extendieron por todo el Bajío y Jalisco, convirtiéndose en una amenaza seria para las fuerzas de Calleja. A la muerte de los principales insurgentes, el movimiento no cesó y continuaron los ataques de las guerrillas. En junio de 1811, Albino García pretendió entrar a la ciudad de Celaya, pero no tuvo éxito, para entonces la causa insurgente en la ciudad había perdido simpatizantes. Durante los siguientes meses, las irrupciones de García persistieron, creándole fama de valiente, aguerrido y obstinado. El brigadier Diego García Conde tenía la orden de resguardar la zona del Bajío, y por ende recaía en él la responsabilidad directa de aprender a García, de manera que aceptó un plan ideado por Agustín de Iturbide para lograr su captura, mismo que, en ese momento se encontraba al frente del Batallón Mixto, bajo las órdenes de Conde.
Iturbide realizó una incursión a Valle de Santiago, lugar donde habitualmente se escondía García, pero fracasó en su objetivo de captura, circunstancia que dio paso a ejecutar los planes elaborados con anterioridad. La acción consistía en movilizar tropas realistas para engañar a los rebeldes y que estos se confiaran para poder atacarlos; así que, los realistas simularon dirigirse a Amoles, hoy Cortázar, pero en el camino se reagruparon y dirigieron a Valle de Santiago, llegando a las afueras del pueblo en la madrugada del 4 de junio de 1812. Con astucia, Iturbide y su tropa logran internarse en la población sin ser identificados y localizan al grupo guerrillero que lideraba Albino García, a quiénes sorprendió mientras dormían, ocasionando que fuera casi imposible una defensa. Muchos logran huir y otros son capturados, entre ellos el propio Albino y su hermano Francisco.
El capitán Iturbide regresó a la ciudad de Celaya con su prisionero encadenado para mostrarlo a la población. El 8 de junio de 1812, Albino, su hermano y otro de sus compañeros son fusilados en la plazuela de la Cruz; sin embargo, los mandos realistas deseaban otorgar un escarmiento a otros insurgentes, así que, el cuerpo de Albino fue desmembrado, su cabeza colocada en una esquina de la actual calle Benito Juárez, una mano en la ciudad de Guanajuato y la otra en Salamanca. Esta captura fue uno de los mayores logros de Iturbide, pues gracias a ello logró el ascenso a Teniente Coronel, acrecentando su prestigio militar, de igual manera, le significó fama de sanguinario por el trato proporcionado a García y sus guerrilleros, pues el mismo día de la captura fusiló a decenas de rebeldes.
Estas acciones se repitieron en varias localidades del Bajío, entre las más famosas destaca lo ocurrido en Irapuato y Pénjamo con un grupo de mujeres a las que Iturbide encarceló como medida de presión para que sus familiares insurgentes se entregaran a los realistas, a pesar de que ellas no participaban activamente en el movimiento. Otro caso muy sonado fue el de las mujeres que se internaban a las filas del Ejército Realista para seducir y persuadir a los soldados para desertar y unirse a los insurgentes, ellas si recibieron la pena máxima y fueron fusiladas por órdenes de Iturbide. La lucha continuó y los realistas al mando de Iturbide siguieron ganando batallas, acoplándose a la táctica insurgente, ya fuera el ataque de guerrillas o como un ejército regular contra otro.
El máximo grado en el Ejército Novohispano para un criollo como Agustín de Iturbide era el de Coronel, nombramiento que le fue otorgado tras su triunfo ante las tropas de Ignacio López Rayón en la ciudad de Salvatierra en abril de 1813. Gracias al excelente desempeño mostrado en el campo de batalla, el entonces virrey Félix María Calleja le confiere el mando  del Regimiento de Celaya y la comandancia de toda la Intendencia de Guanajuato. Entre las principales acciones que realizó el nuevo comandante estuvo la reorganización del Regimiento de Celaya y el aumento del número de efectivos.
Una de las estrategias más sobresalientes del Coronel Iturbide en toda la campaña contra la insurgencia fue la efectuada en  Lomas de Santa María en Valladolid, contra las tropas de José María Morelos el 24 de diciembre de 1813. Conocedor del terreno y de la localización de las tropas de Morelos, las cuales estaban divididas en dos grupos, listas a embestir a los realistas, Iturbide incursionó en medio de éstas atacando con artillería y posteriormente retirándose, logrando que los insurgentes al tratar de repeler la agresión, se atacaran entre sí. Fue uno de los peores descalabros de Morelos y una de las grandes hazañas de Iturbide.
Desde el inicio de la revolución de independencia en 1810, hasta principios de 1815, Iturbide no había perdido una batalla y todas sus acciones habían sido exitosas, por ello el brigadier Ciriaco del Llano lo comisionó para dirigir las tropas que incursionarían en el fuerte del Cóporo, Michoacán, lugar de resistencia insurgente. Dada la experiencia de Iturbide, agradeció el honor que le confiaban pero a la vez manifestó lo complicado de la tarea, pues se trataba de un lugar de difícil acceso; después de un duro asalto, el Coronel Iturbide conoció por primera vez la derrota. Reflexionando sobre la situación que en ese entonces prevalecía, le confió a su amigo el capitán Vicente Filisola, que, conseguir la independencia sería muy fácil si se lograra la unión de realistas e insurgentes. Iturbide manifestó su acuerdo con la causa independentista pero no concordaba con las acciones que desde un principio habían empleado los insurgentes, como la indisciplina de las fuerzas, los saqueos, ultrajes etc.
En 1816 Iturbide es acusado formalmente de crueldad, corrupción y comerciar ilícitamente, le organizan un juicio y es absuelto de los cargos, a pesar de ello, renunció al Ejército y por cuatro años se dedicó a las labores del campo tras sentirse agraviado por el gobierno virreinal. Hubiera continuado con esa vida tranquila de no ser por un acontecimiento, la restitución de la Constitución de Cádiz en España y sus posesiones. Se trataba de un documento de orden liberal que establecía el sufragio universal, la libertad de imprenta, la abolición de la esclavitud y la prohibición de ejercer mando político y militar a la vez; representaba que los privilegios de los grupos como la Iglesia y el Ejército, e incluso comerciantes, se verían afectados. Ante esa situación, representantes de esos grupos privilegiados  organizaron reuniones secretas para establecer una posible acción en contra de la aplicación de la Constitución.
En esas reuniones, a las que acudía el propio virrey de la Nueva España, Juan Ruíz de Apodaca, se planteó la idea de aceptar la independencia antes que perder los privilegios. Ya para ese año de 1820, muchos insurgentes se habían acogido al indulto ofrecido por el Virrey y quedaban pocos en pie de lucha entre ellos Vicente Guerreo y Guadalupe Victoria. Para hacerles frente y terminar con los últimos brotes de insurgencia, el Virrey llama a Iturbide, sin sospechar que el Coronel criollo tiene planes diferentes a los encomendados.
A finales de 1820 Guerrero está rodeado por las fuerzas de Iturbide y éste comienza a enviarle correspondencia, pues desea una alianza. Guerrero acepta subordinarse a Iturbide a cambio de que se le garantice que los objetivos futuros serán lograr la independencia y la igualdad social. En febrero de 1821 Iturbide y Guerrero se reúnen en el municipio de Teloloapan, donde según la historia oficial ocurre el famoso abrazo de Acatempan, hoy debatido. Días después, el 24 de febrero en la población de Iguala, Iturbide proclama su Plan de Independencia de la América Septentrional, mejor conocido como el Plan de Iguala, el cual envía al mayor número de autoridades civiles y militares de la Nueva España, quienes no ponen objeción alguna al Plan pues conciliaba intereses y ambiciones de todos los sectores de la población resumidos en 23 artículos, cuyos puntos principales eran las llamadas tres garantías, religión, independencia y unión, protegidas desde entonces por el Ejército Trigarante conformado por fuerzas insurgentes y  realistas. En los meses siguientes, la población en general y sectores privilegiados se adhieren al Plan y el Ejercito Realista se va diezmando por las continuas deserciones, como resultado de ello los trigarantes controlan puntos estratégicos como Guadalajara, Valladolid y Celaya.
El 30 de julio de 1821, arriba a Nueva España el ultimo virrey Juan O´Donojú,  a quien Iturbide plantea no oponer resistencia y firmar los Tratados de Córdova, reconociendo la independencia mexicana, misma que se sella con la firma del acta el 21 de septiembre de 1821. El acto culmen de este periodo fue la entrada triunfal del Ejército Trigarante  a la ciudad de México, encabezado por Iturbide, quien logró en unos meses lo que las huestes insurgentes no pudieron en diez años de lucha: consumar la independencia.
Varios escritores y contemporáneos de Iturbide se empeñaron en adjudicarle calificativos negativos que hasta hoy continúan rodeando su figura, no obstante, los mexicanos debemos tener presente que gracias a su astucia e inteligencia política se consumó la anhelada independencia.
Para saber más:
EESCALANTE Gonzalbo, Pablo et al. Nueva historia mínima de México Ilustrada, El Colegio de México, 2008.
JIMÉNEZ CODINACH Guadalupe, Conferencia El imperio de Agustín de Iturbide en Diplomado de Historia de México, siglos XIX y XX, Colegio del Estado de Hidalgo.
SECRETARÍA DE LA DEFENSA NACIONAL, Grandes batallas de la Independencia y la Revolución Mexicana, Litográfica Dorantes, S.A. de C. V., México, 2010.
VELAZCO Y MENDOZA Luis, Historia de la ciudad de Celaya Vol. II, Primera edición digital, 2007.  
PIES DE FOTO.
1.- Emperador Iturbide, I de México.
2.- Plan de Iguala.
3.- Ejército Trigarante.
4.- Tratados de Córdoba.



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