EL CORAZÓN ESTÁ A LA IZQUIERDA
(MEZA GARCÍA, EL FÉLIX DE LOS INGENIOS)
Félix Meza |
¿Quién es ese varón de luenga y cana barba, de
mirar sereno, de voz libertaria?, ¿Quién es, es, según lo muestra, Barón de la
República de las letras?, ¿Quién el iconoclasta que rompe imágenes, moldes,
lugares comunes, para erigirse como un parvo creador?.
¿Quién el hidalgo (en más de un sentido) que
desface entuertos y rescata doncellas a la usanza de un tal Quijano? ¿Quién el
“conductor de niños” (pedagogo), que con el ejemplo rectilíneo convoca al
conocimiento?.
En la crónica de Celaya, le nombramos Félix
Meza García, (Huichapan, Hidalgo, 1941). Para algunos poderosos de antaño, fue
la voz incómoda, el dedo flamígero, el juicio fatal del pueblo que les
condenaba.
Para millares de niño fue un mentor sabio, un
guía amable, un oído atento. Una poliédrica personalidad que lo mismo
arengaba
en los mítines políticos dándole vigencia al “Proletarios del Mundo Uníos”; que
promovía incesante el maná del arte y la cultura. Ese que de manera decimonónica
creía en la declamación y la oratoria como dardos salvíficos de la humanidad
anhelante de expresarse.
Sí, todo ello es, fue, será (esperemos que por mucho tiempo), el maestro Félix Meza
García. El que me contó un día que su arte (arts poética), al igual que el
corazón, navegaba en el bravío mar de lo que en política se conoce como
izquierda. Y me lo decía en un ejercicio de coherencia plena entre sus dichos y
sus hechos.
Aquí un muestrario poético del maestro,
activista, poeta, pero por sobre todo amigo:
POEMAS
SIN DESTINO
(A)
de
septiembre a febrero
de
la más completa realidad viviente
a
la canción enmarasmada
a
la tremenda incertidumbre
de
no saber que deseo
de
no saber que figura femenina
se
me cuela por la piel
a
fuerza de pensar
a
fuerza de buscar tu rostro
a
mandíbula batiente masticar tu nombre
de
febrero a febrero de septiembre a septiembre
se
erosiona mi piel.
(E)
en
la hora efectiva
en
la suprema confrontación
de
mi angosto criterio
de
mi humilde condición robotizada
en
mi coloniaje
en
mi yo interno
en
mi revolución subjetiva
de
buena gana
de
miércoles a lunes
en
la hora de la hora
te
daría con mi grito de aceite
un
poquito de amor
(I)
de
sobre todas las luchas por la existencia humana
íntimamente
coaligada al mundo
insensible
al mineral de buena sepa
desde
el mismo origen de la vida
infinitamente
intangible
está
la realización del mismo hombre
de
carne y sangre de nueva cuenta
sobre
todas las luchas… está mi voz
La cómoda silla del sentido común
El reloj de mi vida
El pavo real del orgullo;
Me tienen al borde de la inanición
espiritual.
En la tierra de los unicornios
El más engañado es rey.
En la tierra de los unicornios
Ocultar el otro cuerno, es ley.
En la tierra de mis sueños
Sentirme unicornio
Es tenerme ley.
En la tierra fantástica de mis ensueños
Todo lo que gravita en ella
Pasa a ser parte de mis empeños
Y en esa plástica
Sueño con los unicornios y con los unicornios
Con las córneas veladas
Con las manos atadas
Con las alas desplegadas
Sueño y sueño el testimonio
Que la vida
No es un sueño,
Que la vida
Yo la pongo.
SOTATA PARA DOS
Los
“cellos”
emiten
serenatas
subes
las
escaleras
que ya no existen
en la misma casa.
Tus pinceles en espera del viento que se
cuela por los puentes
y por estos instrumentos
donde manos y arcos se deslizan
sobre el suave contorno de la
noche.
Si Mozart te escuchara
pintaría la sombra de tu tiempo
y
yo
no estaría recordando.
El tercer
movimiento
se empeña
en viajar
hasta tu
claustro.
Me humedezco
de tu vecindad incorpórea
y lloro.
Trastabilleo
en las fugas andantes de Bach y vuelvo a decir
que te recuerdo
amada
porque algo más hermoso
está por decirse.
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