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La carrera simbólica



Por Luis Felipe Rodríguez

En los últimos años de la ciudad de Dolores Hidalgo parten deportistas de muchos municipios para llevar el fuego simbólico de la libertad a sus respectivas cabeceras municipales. Protegidos por patrullas y ambulancias recorren la distancia y las páginas de la Historia. Cada día son más y la organización, mejor. Pero ¿Cómo, cuándo y dónde, nació esta idea? Aquí el inicio.
Hace 70 años llegó a San Miguel de Allende un joven profesor de Educación Física, Víctor Manuel Anguiano García. El entusiasmo natural de la juventud y el dinámico quehacer de su profesión eran una sinergia con su carácter extrovertido. Al poco tiempo de su llegada llamó la atención de su ánimo por hacer disciplinados a los niños y jóvenes escolares por lo que fue invitado para entrenar al equipo “Aurora”. Viendo su espíritu emprendedor y manera tan convincente de que el trabajo, la disciplina y la constancia todo lo alcanzan, uno de los jóvenes de entonces: Juan Serrano, a decir de otro de los grandes deportistas de aquellos ayeres don Antonio Morales el “Relámpago”, le comentó la idea que tenía de que emularan a aquel Ignacio Pérez, alcaide de la cárcel de Querétaro en 1810 y el 15 de septiembre se trajera de aquella ciudad una antorcha, símbolo de las ideas libertarias. El profe Víctor Manuel, lo vivimos quienes fuimos sus alumnos, era apasionado de todo aquello que significara glorificar a los próceres patrios por lo que se entusiasmó con la idea e inició la gestión para conseguir apoyo para este fin. Los nuevos insurgentes serían ellos, los actuales jóvenes deportistas de San Miguel.
Muchos pensarían que sólo ahora los organizadores de las tradiciones y costumbres de nuestro pueblo pasan penurias para conseguir respaldo para llevar adelante estos actos. Antes porque no habia dinero, hoy porque no se patrocina nada que no tenga beneficio personal. El entonces presidente municipal el Dr. Anastasio Bustamante les dio con la puerta en las narices, con cierta razón, de que no había dinero, pero también porque consideraba indecente que alguien anduviera en la vía pública, decía: encuerados, algo que sólo era tolerable en un campo deportivo. Finalmente les dijo que no y que Dios los ayudara, si es que no se volteaba hacia otra parte para no ver el espectáculo impúdico que ello representaba. Sin desanimarse fueron a buscar apoyo en don Roberto Lámbarri, Cronista de la ciudad, quien les corto las alas considerando que no serían bien recibidos en la ciudad de Querétaro.
Solo, Anguiano no se desanimó y conspiró también: arengó a sus muchachos: “Cada uno de ustedes será un Ignacio Pérez pero sin caballo y recorrerá como aquél un tramo del camino de Querétaro a San Miguel”. Sin el apoyo material necesario esta tradición nació de una idea y ese ideal compensó todo lo que faltaba. Sin otro sostén que sus propios recursos los deportistas encabezados por el profe Anguiano fueron a la ciudad de Querétaro y consiguieron que en la misma casa de la Corregidora el oficial Mayor de aquella ciudad encendiera la tea que transportaría el entusiasta grupo deportivo. Salieron a las siete de la noche y tres horas más tarde, cansados pero contentos entraban a la ciudad de San Miguel con el mensaje y la antorcha como símbolo de aquel otro comunicado que doña Josefa Ortiz de Domínguez enviara en la persona del alcaide de la cárcel queretana don Ignacio Pérez al cabecilla de la insurrección don Ignacio de Allende. Siendo recibidos aquí, ¿por el presidente municipal?, no tuvieran tanta suerte, imposible, fueron don J. Cruz Téllez Delgado y don Alfonso Rodríguez, presidente y secretario de la Junta de Fiestas Patrias y Regionales.
¿Y ése fue el sufrimiento al iniciar dicho proyecto?, No, desde luego que no. Don Manuel Rayas consigna en 1988 en aquel periódico que iniciara con el nombre del Insurgente algunos datos:
  •    Para transportar a los participantes solicitaron apoyo en diferentes partes y fue don Antonio Sánchez que tenía su carnicería “La blanca” en la calle de Juárez y él les facilitó una camioneta de redilas, como estaba pintada de blanco y en ella traerían el mensaje de la corregidora, le pusieron el mote de “La Paloma”. Tomando en cuenta el camino que habia entonces y apiñados en aquel vehículo 30 personas no era muy cómodo el viaje pero “no hay más será que es la que arde”.

      En aquel primera año, 1948, cada quien se vistió como pudo con camiseta y calzoncillo blancos y le pidieron a don Pepe Mier, el famoso “Catalán” que tenía billares en la esquina de San Francisco y Reloj un poco de paño verde del que quitaba de las mesas de billar, a lo que accedió amablemente. (En la evidencia fotográfica se ve aquella treintena de jóvenes).
      La antorcha era un pedazo de madera con un poco de mecate empapado de brea y que causaba muchas quemaduras de quien la portaba.
      Correr a campo traviesa, en la noche, no fue fácil. Raúl Gil, uno de los portadores de la antorcha se les perdió pues cayó en un hoyo pues en el 54 se estaba haciendo la carretera San Miguel-Querétaro. Otro “perdido” fue Pascual González el famoso “Bucho” quien erró el camino y tuvo que enmendar el camino.      
  •      Al segundo año se acercaron a don Ruperto Puerto que recién habia adquirido dos camioncitos para realizar viajes a las comunidades y les alquiló uno, como era de color café, le apodaron la “Chocolata”. Asientos de tabla y todo pero ya no venían entumidos. Al siguiente año les facilitó otro que estaba en mejores condiciones, y como estaba pintado de rojo, también lo bautizaron, ahora con el nombre de: “El guerrero”.

·       Para seleccionar al último corredor que sería el encargado de entrar a la Plaza Principal unos minutos antes de las once de la noche con aquel fuego simbólico, la selección se le dejó a la suerte y ésta eligió al famoso Cimarrón: Artemio Rodríguez González.
·       De igual forma los años siguientes fue el azar quien eligió este puesto y aunque el profesor Víctor Manuel, organizador del evento, manifestó su deseo de que él pudiera entrar en esa posición la veleidosa suerte no lo eligió y él, respetuoso, se sujetó a su dictamen.
“Juanelo” tiene los nombres de los valerosos deportistas de entonces:
1. Artemio Rodríguez González, el “Cimarrón”, 2. Enrico Chávez, el “Piojo”, 3. Víctor muñoz, el “Cala”, 4. José Rosas Guerrero, la “Chepa”, 5. Enrique López Larrea, el “Sapo”, 6. Asunción Rodríguez, la “Bizca”, 7. Antonio Zúñiga, (era boxeador), 8. Manuel Gil Blanco, el “Negro” Gil, 9. Aurelio Buenrostro, el “Pinole”, 10. Vicente Nava, “Chente”, 11. Antonio Rosas, el “Mocho”, 12. Felipe Vallejo, el “Meyone”, 13. Manuel Ledesma, el “Picaso”, 14. Esteban Gil blanco, “Teban”, 15. Alfonso Sautto, “Ponchote”, 16. Víctor Manuel Anguiano, el “Profe”, 17. Filadelfo Nava, el “Muerto”, 18. Blas Arellano, el “Cuico” (así le decian porque en ese entonces su papa era el inspector de policía, 19. Antonio Luna Salazar, la “Tórtola”, 20. Jesús Salgado, el “Cuy”, 21. Luis Salgado, el “Chaleco”, 22. Delfino Granados, (era carpintero), 23. Antonio Morales, el “Relámpago” (otro boxeador), 24. Agustín Ruiz, la “Gota”, 25. Reyes Muñoz, el “Macho Prieto”, 26. David, Muñoz, el “Caco”, 27. Jesús Tovar, el “Silverio”, 28. Reynaldo Gómez, “Rey”, 29. Nicolás López Arriaga, el “Chicharrita”, 30. José López Larrea, el “Sapo”.
Creció rápidamente el entusiasmo por participar en ese grupo y fue necesario que se hiciera una carrera previa para seleccionar a los que tuvieran el honor de traer la antorcha y entonces surgió la “Carrera de la Conspiración” la justa selectiva para ganarse el honor de venir de Querétaro con el “mensaje” que envía el gobernador de ese estado. El primero en ganar aquella carrera en 1956 fue Juan López Arriaga, “Juanelo”. Las quemaduras que sufrió por el diésel que escurría de la antorcha que al día siguiente tuvo que curárselas el Dr. Agundis pero no impidió eso que Juanelo participara en el desfile del 16 de septiembre en la banda de guerra de la Secundaria. Se fueron convenciendo a personas y comercios para que fueran apoyando y las administraciones municipales se fueron convenciendo del soporte popular que tenían aquel grupo de jóvenes deportistas.
El Profesor Anguiano tuvo el acierto de poner dos condiciones en esta justa: primero no aceptar, cuando se tuvo la solvencia económica, que hubiera premios en metálico, y que no fuera abierta para que fuesen los sanmiguelenses quienes dieran a los asistentes a la Ceremonia del Grito la noche del quince la satisfacción de ver a los suyos recordar de esta forma a los primeros que arriesgaron su vida por alcanzar el sueño de la independencia.
Los ganadores de la Carrera de la Conspiración que llegaron el quince con el mensaje de la Corregidora fueron: 1956: Juan López Arriaga “Juanelo”, 1957-58 Juan Carlos Granados, 1959 Isaías Aguado Rodríguez el “Ferrocarrilero”, 1960 Sebastián el “Cartero”, 1961-1964 y 1966 José Ramírez el “Rongo”, 1965 José Ramírez Juárez el “Niño Toche”, 1967-1969 y 1971 Juan García el “Gigante”, Juan Salas el “Changa”, 1972 Herminio Rosas Cerroblanco el “Mino”, 1973 Pedro Ledesma la “Gata”, 1974 José Luna Flores, 1975-1976 y 1980 Ezequiel Sánchez “Cheques”, 1977 Nicolás Moreno la “Lebrilla”, 1978 Hermilo Vázquez el “Milo”, 1979 Jesús Huerta Bautista el “Doctor Huerta”, 1981 Rubén Rincón el “Maistrín”, 1982-1984 Bernardino García el “Bernita”,   1985 Victoriano Ramírez Padrón el “Cachis”, 1986 y 1988 Francisco González Carrera el “Hijín”(dueño del récord en el circuito), 1987, 1989-1992, 1995 y 1997 Francisco González Ramírez “Panchillo”,  1993-1994, 1998-2001, 2003 y 2006 Juan Carlos González el “Yaguer”, 1997 y 2004 Juan Cruz González Barrera el “Cuca”, 2002 Darío Gallegos el “Pato”, 2005 Efrén Moya, 2007-2012 Aldo Gómez, 2013 Cirilo Ramírez, 2014 Cirilo Ramírez y en 2015 José Alejandro Peralta Olvera. En los últimos años se ha dado oportunidad de participar a las mujeres y en los dos años anteriores Juana Leticia Gloria ha dominado en la prueba y se agregan al contingente varonil.
Años después la Presidencia Municipal se hizo cargo del evento y hoy es una tradición la Carrera de la Conspiración que tiene como atractivo el luchar por lograr el derecho a portar el fuego simbólico y el mensaje en la Carrera Simbólica de Santiago de Querétaro a esta ciudad en la noche del quince de septiembre; cada uno de los deportivos seleccionados lleva la antorcha un kilómetro y después es relevado por otro compañero hasta llegar a San Miguel, pero quien llega en el último relevo es quien se ganó ese derecho al llegar en primer lugar; se tiene un gran respeto por el nombre de quienes lo idearon: Juan serrano y Antonio Morales el “Relámpago”, de quienes la iniciaron, por su artífice: Profesor Víctor Manuel Anguiano García y por su gran asistente desde el inicio: Juan López Arriaga “Juanelo”. Su ejemplo es hoy también inspiración para otros eventos cívico-deportivos en otros municipios y eso también es parte del motivo de la sonrisa de aquellos que participaron en este certamen y al adelantarse en la carrera final nos vigilan desde arriba.


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