Margarito Ledesma
Por David Manuel Carracedo, Cronista Municipal de Comonfort, Gto.
Dado que en este municipio se celebra cada año el Encuentro Nacional de Letras Populares Margarito Ledesma me pongo a reflexionar en la figura del insigne humorista involuntario de trascendencia internacional. No exagero cuando hablo de trascendencia internacional, deben saber ustedes que es común la llegada de distinguidos visitantes que preguntan por la casa natal de Margarito Ledesma, esperando encontrar en ella un museo que preserve su memoria o en su defecto preguntan por su sepulcro con la plausible intención de llevarle una ofrenda. Si nos atenemos a las cronologías conocidas bien puede ser que Margarito Ledesma fuera sepultado en el panteón viejo, con lo cual la osamenta del ilustre poeta chamacuerense puede estar descansando bajo los cimientos de la escuela primaria Francisco Eduardo Tresguerras. En más de alguna reunión estatal de cronistas, los señores cronistas de otros municipios me han preguntado si es verdad que Margarito Ledesma es de Comonfort, a lo cual respondo categóricamente que sí. Quizá nuestro pueblo todavía se llamara Chamacuero en el momento preciso del natalicio de Margarito, pero nadie puede negar que Margarito Ledesma es originario de aquí. Obran a manera de prueba varias decenas de composiciones poéticas que a su pueblo natal le dedicó. Lamentablemente nadie se conforma con mi aseveración categórica y todos inquieren que si fue un hombre de carne y hueso, que si era un seudónimo, que sin don Leobino Zavala y demás historias que me obligan a entrar en pormenores y a robarle ese aire de misterio que envuelve a la figura del humorista involuntario. Para los que no sean duchos en el tema y estas líneas les estén resultando confusas me remito a donde debí comenzar. Existe un libro, publicado por primera vez en 1920, que bajo el escueto título de "Poesías" y el revelador subtitulo de "Humorista involuntario" compila la obra poética de nuestro personaje. En la presentación del libro el Lic. Leobino Zavala aclara que estas composiciones le fueron remitidas por Margarito Ledesma, oriundo de Chamacuero, durante muchos años y que las guardó sin interesarse en ellas; mucho tiempo después encontró jocosa la ingenuidad de los versos, la pasión desmedida del autor por su Chamacuero y la ingente cantidad de notas aclaratorias que acompañaban buena parte de las composiciones y que más que aclarar algo contribuían a la comicidad involuntaria, incluso más que los mismos versos. Hacia 1952 se publicó una segunda edición que incluía nuevos poemas y en la cual Leobino Zavala daba un poco más de señas de don Margarito, dejando asentado que nunca lo conoció pero que desea fervientemente localizarlo dada la enorme cantidad de falsos herederos del poeta que reclaman las regalías por el éxito de su libro. Si nos atenemos ciegamente a lo dicho por el Lic. Zavala en la presentación que cito, no queda duda de que Margarito Ledesma fue un hombre de carne y hueso que escribió sus poemas para gloria de su pueblo y para jocosidad de los miles de lectores que le han conocido en todo el mundo y a lo largo de noventa años. Sin embargo, y no quisiera romper el encanto, es un secreto a voces que todo el material del libro es de la autoría del Lic. Zavala, al grado tal que para muchos, Margarito Ledesma no es sino un seudónimo de Leobino Zavala. A esta afirmación hago dos comentarios pertinentes, el primero que son muy escasos los documentos en que se compruebe que Leobino Zavala se reconoce a sí mismo como autor del texto (yo no he conseguido ninguno, aunque sé que los hay); segundo que casi siempre que fue cuestionado al respecto eludió la respuesta, dejando la autoría de los versos en un cierto misterio, quizá por la simpatía que su propio personaje le despertaba. Siendo que él no figuró nunca como Margarito Ledesma ni se presentó como tal, me parece inexacto llamar a Margarito Ledesma seudónimo de Leobino Zavala. Margarito es, evidentemente, un personaje literario, ese sí, de innegable origen chamacuerense como dije al principio. Espero no decepcionar a los múltiples paisanos que se consideran cercanos a descubrir los restos mortales del ilustre poeta o su fe de bautismo. Pero si, por un amor a nuestro pueblo como el que plasma en sus poemas nuestro personaje, hay que desestimar la verdad sabida de la paternidad del Lic. Zavala y analizar las posibilidades de que Margarito Ledesma haya sido un ser humano de carne y hueso, debemos remitirnos a la fuente primaria de este asunto: el libro "Poesías". Lamentablemente, salvo la insistencia de Leobino Zavala por asumirse solamente como el impresor de los trabajos de Margarito, nada hay en los más de cien poemas que nos permitan inferir la autenticidad del Chamacuerense; muy por el contrario, un análisis de las composiciones nos revela, luego de varias lecturas, la mano de alguien con bastante conocimiento literario; tanto la métrica como las formas estróficas utilizadas nos llevan a dudar que una persona con la ignorancia que Margarito Ledesma necesariamente debía tener, hubiera escrito con esa perfección. De este tema hablaremos adelante con mucho más detalle. Por otra parte, el poeta cita a muchísimos personajes, ninguno de los cuales puede asociarse con alguna persona real, esto, por supuesto es cuestionable dados los casi cien años que median entre la época en que Margarito escribía sus poemas y los tiempos que corren. Por otra parte, no hay ninguna mención a festividades o características muy propias de nuestra población que cualquier chamacuerense conoce aún hoy en día: la fiesta de la Virgen de los Remedios o las festividades del Corpus no alcanzan a figurar en las poesías de Margarito Ledesma (aunque sí figuran el Río de la Laja y las huertas de limas). Todo lo anterior nos lleva a concluir lo que ya sabíamos y que todo, o casi todo mundo sabe: Que Margarito Ledesma no es un ser humano de carne y hueso sino un personaje literario creado por el Lic. Leobino Zavala quien, dicho sea de paso, demostró tener una creatividad desbordada y un enorme ingenio. Sin embargo, para cualquier Comonforense que considere motivo de orgullo ser coterráneo de el ilustre humorista involuntario, esta aseveración no debiera molestarle porque poetas de carne y hueso hay muchos, en un rango amplísimo de estilos y calidades, pero personajes como Margarito Ledesma, hay muy pocos, más al considerar que el humorismo es casi inexistente en la literatura mexicana. Pero ahí está ese ranchero ingenuo, apasionado por su pueblo, enamorado, sensible y con inquietudes literarias que desembocaron en unos poemas que en un principio mueven a risa y después van revelándonos el fascinante microuniverso de un lugar llamado Chamacuero y al que nadie nos impide traslapar con nuestro pueblo y entenderlo como un mismo lugar. Más aún, los chamacuerenses tenemos un privilegio exclusivo en relación a Margarito Ledesma. Quien se acerca a la poesía de este personaje desde cualquier otra parte queda fascinado con las ingenuas y simpáticas composiciones del humorista involuntario. Pero nosotros, los chamacuerenses, nos acercamos a sus poemas buscando reconocer a nuestro pueblo en sus palabras, en sus historias, en sus sentimientos y hasta en sus desventuras y la natural simpatía que ha despertado en todos sus lectores. No hace falta analizar demasiado para percatarnos que mucha de la magia que estos poemas tienen los aporta el pueblo del que el poeta se siente tan orgulloso, basta imaginar ese microuniverso de Margarito situado en una gran ciudad para que pierda mucho de su encanto y de su gracia. Por eso, cuando me preguntan si Margarito Ledesma es de Chamacuero no dudo en asegurar que sí; no sólo lo declara en sus poemas, en realidad no podría ser de otra manera.
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