José Rodríguez el "Santero"
Por Luis Felipe Rodríguez
Para la Semana Santa se multiplicaba pues era el encargado
oficial en la mayoría de los templos y tenía que distribuirse con su personal
para colocar desde el lunes lo necesario en cada uno para los monumentos del
jueves; no requería de mayor sugerencia pues siempre procuraba realizar en
ellos diferentes pasajes bíblicos. Como conocía qué tenía cada templo les
sacaba provecho para confeccionar alegorías diferentes cada año. Así, empezaba
en Santo Domingo, La Ermita, las Monjas, Santa Ana y la Tercera Orden, en la
parroquia lo elaboraba mi papá -José Rodríguez Sánchez el “Sacristán”-, los
seminaristas hacían los monumentos de El Oratorio, la Santa Casa y la Salud, el
miércoles en la tarde y el jueves en la mañana los terminaba colocando la flor.
JOSE "EL SANTERO"
PREGUNTAS DE UN OBRERO QUE LEE
El joven Alejandro conquistó la India
¿El solo?
¿César venció a los galos?
¿No lo acompañaba siquiera un cocinero?
Felipe de España lloró cuando se hundió
su flota.
¿Nadie más lloraría?
Tantos informes,
Tantas preguntas
Bertoldo Brecht
San Miguel de Allende fue nombrado como Patrimonio Cultural
de la Humanidad por sus bella herencia arquitectónica y, además, por tener una
gran cantidad de costumbres y tradiciones. Detrás de cada edificio y de cada
una de las tradiciones hay un sin número de personas que los hicieron posible y
se ocupan de los detalles menores y que, en conjunto, terminan en el
esplendoroso marco y calendario cívico-religioso que tenemos en nuestro pueblo.
Los artistas acostumbran poner su firma a algunas de las obras que realizan,
muchas de ellas adquieren por ello un valor adicional. Pasa el tiempo y los
nombres de muchos autores quedan sepultados por el polvo del olvido.
Al salir de una misa de Pasión en el templo de San Rafael
estuve platicando con el Lic. Rubén Villasana, sobrino de José Rodríguez
González, a quien la gente conocía simplemente como José el Santero y a quien
también sus amigos de confianza le decían “Menso” porque tal calificativo
aplicaba a sus conocidos y, como muchas veces sucede, así se le fue quedando
como apodo.
Me platicó que su tío nació en esta ciudad un 22 de
noviembre de los años 20´s por lo que su nombre correcto fue José Cecilio. Sus
hermanos fueron: Artemio, que era carpintero y que después también tuvo una
cerrajería; Carlitos, que era sastre, y Chabela que fue obrera de la fábrica La
Aurora. Hubo otro hermano que murió muy joven. Vivieron en la calle de
Hernández Macías 123, frente a la panadería La Purísima de don Trini Campos.
Fue producto de aquella escuela de imagineros de don
Estanislao Hernández donde se formaron el maestro don Nicolás Vidargas, don
Francisco López, don Antonio Domínguez, don Clemente Araiza y el propio hijo de
su maestro José María Hernández. De aquella cepa siguieron: José Rodríguez
González, la familia Almanza Ríos, el Ing. Arq. Leopoldo Ruiz Vázquez, el Ing.
Martín Cadena, el pintor y decorador Luis Antonio López Arriaga, Camerino
Quintanar, Enrique Pérez, etc; no fue mal discípulo pues a él se debe el
“Misterio” que sacan durante las posadas en el templo de San Francisco, unos
ángeles que tiene el templo de San Antonio y otros en el templo de Santo
Domingo pero, sobre todo, las imágenes de San Vicente de Paul y San Luis
Gonzaga que junto con San José están en el crucero poniente de la Parroquia de
San Miguel.
Para adornar las iglesias y capillas para las bodas no había
que pensarlo mucho, se le comisionaba a José el Santero y él se encargaba de
preparar todo lo necesario para que luciera la celebración. Para las fiestas
religiosas igualmente conocía perfectamente qué tenía cada templo y su mente
estructuraba el modelo y sus manos mágicas lo hacían posible. Espontaneidad,
ingenio y creatividad fueron su fuerte
Su sobrino y ayudante de confianza, desde los 8 años,
recuerda con cariño aquellos festones de fresno que elaboraba el “Vaca”,
encargado del Parque Benito Juárez, y que después con su equipo de
colaboradores adornaba ondulante la cornisa de la Casa de don Ignacio Allende
en ocasión de su natalicio. Igualmente pendían sendas ondas en los balcones y a
los lados de la estatua de mármol blanco de nuestro héroe epónimo -obra de don
Ernesto Tamariz-, y con esta ocasión también hacía un altar patrio que lucía
espléndido; últimamente María, la hija de don Genaro Almanza, hace el altar patrio
en el kiosco del jardín.
En la Santa Escuela tenía la devoción de arreglar lo
necesario para la celebración de la fiesta de Jesús Nazareno así que colaboraba
con todo entusiasmo con don Jesús Méndez, el tío del Revo, don Pedro Rodríguez
y varios más. En las fiestas de San Miguel Arcángel se le acumulaba el trabajo
por la belleza de sus adornos era requerido en las celebraciones religiosas,
cívicas y particulares.
Llegando diciembre sucedía algo parecido pues hacía con
pasión y alegría los carros alegóricos de las posadas públicas de San Miguel,
para ello se utilizaba el carretón de la basura aquel carromato que manejaba
don Polo que vivía por la esquina de Canal y San Antonio Abad y al que había
que tratar con pinzas porque se ponía sus moños y eran ya las ocho de la noche
y dormido, había que darle cran y a
veces ni así caminaba; tiempos idos, quedan los recuerdos como aquel año en
donde los protagonistas del carrito de la posada fueron los Toños, Toña Sánchez
y Toño Correa que les gustó tanto el paseo que decidieron seguir sin carrito y
formar una “pequeña” familia. Otra persona que también hizo la representación
de María fue Adriana Lámbarri, hijo de don Roberto quien más adelante se casó
con Gabino Carrandi, también salió de san José Manuel Ramírez el "Pelao”, su
primo Manuel Gutiérrez, etc. El Santero era feliz con esa devoción en donde
ponía toda su creatividad y era su gusto al ver esa representación, él escogía
a los personajes y su hermana Chabela era quien los vestía él se debe también
la colocación del nacimiento en el Kiosco y el arreglo general del Jardín
Principal. Como siempre, era un problema que le pagaran los gastos en las
administraciones municipales, poco y en abonos. En aquellos años eran los
encargados de las fiestas: don J. Cruz Téllez el “Che”, don Alfonso Rodríguez
el “Compadre” y don Gabriel Vidargas, el “Chino” Vidargas. Dentro de sus
colaboradores estuvieron el Profr. Braulio Correa Pérez, don Chon Gómez -el
papá del Pecheras-, el Burrita, aquel carpintero que vivía en la calle de
Ánimas y él, entre varios más.
Vaya como anécdota que nos compartió el Revo Méndez: estaba
por el altar de San Martín de Porres en el templo parroquial y traía a sus
ayudantes colocando apresuradamente los adornos necesarios para alguna
festividad, apremiado por el tiempo, y que quedaran simétricos aquellos
pendones, repartía voces para ajustarlos, como era su costumbre, no escatimaba
algunas voces altisonantes para “apremiar” a sus colaboradores y, escuchando
esto, con discreción se acercó el Señor Cura -cuyo nombre omitiré-, y le dijo
discretamente: -hijo, cuida tus palabras que estás en la Casa de Dios; -¡me vale…! fue su respuesta;
molesto el sacerdote por la falta de respeto al lugar donde se encontraba y a
la persona que le había reconvenido, le dijo: -¡te voy a excomulgar!, -sí,
hombre, -replicó todavía. Pero más adelante, terminado el trabajo y ya sin la
prisa aquella, comentó con preocupación con uno de sus ayudantes ¿de verdad me
excomulgará el señor cura?
De talla un poco mayor que el promedio, enfundado en
aquellos pantalones de pechera que tanto se estilaron se le veía en las calles
caminando aprisa pues siempre era requerido en la víspera de las celebraciones.
Al final de sus días enfermó de cáncer y sufrió varios meses el terrible mal
que lo llevó a la tumba; quien le apoyó en esos días terribles fue don Genaro
Almanza, y falleció el 24 de enero de 1979; el Lic. Villasana lo tiene muy
presente pues él como muchos de los sanjuaneros que caminaban hacia el
Santuario de la Virgen y al llegar a la primera jornada se enteraron cuando don
Manuel Zavala lo informó en el programa del Fisgón aquella tarde.
Un cariño recuerdo para don José Rodríguez González, el
Santero.
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