Noticias

Jesús Méndez Sierra el "Revo"

Por: Luis Felipe Rodríguez



     Hay apodos muy comunes que encontramos en las familias, en la escuela, los trabajos,  en el barrio, etc. con ellos conocemos a familiares, compañeros y vecinos y con esa denominación destacamos alguna de las particularidades que les encontramos: el güero, el chaparro, el chato, etc. pero hay otros que no sabemos su origen y el que hoy nos ocupa es muy singular: el “Revo”, muchos han pensado que a Jesús Méndez Sierra le dirían así por aquello de los rebotijón que en algún tiempo pudo estar pero no.           Desde pequeño vivió con sus tías y ellas tenían la costumbre de “rebautizar” a sus sobrinos con los nombres de otro de los santos que se festejara el día de su cumpleaños y es el caso que a Jesús le pusieron Revocato, porque el 6 de febrero se festeja a Santa Revocata.
     Don Jesús Méndez, su tío, fue el encargado del Templo de la Santa Escuela durante mucho tiempo y muchos lo recordamos cuando a la salida de las misas de la Parroquia arrimaba una de las alcancías de “su” templo para alcanzar a “cachar” algo de lo que caía en aquel templo. 
     Tuvo otro tío "un poco" más conocido ya que se trata nada menos de un Zeferino que construyó la fachada y atrio de la Ermita, el templo de La Saleta, en Dolores Hidalgo, el altar mayor del Oratorio, el Mercadito “Aldama”, el altar mayor del Templo de Santo Domingo y desde luego, la cúpula de Las Monjas y la torre de la Parroquia de San Miguel. Don Zeferino Gutiérrez Muñoz quien nació el 24 de agosto de 1840, murió el 23 de marzo de 1916, así que este año fue el centenario de su muerte, sus restos descansan en un lugar no identificado de su mausoleo familiar, la capilla de La Saleta de la Santa Escuela.
   
 Pero el “Revo” no es conocido por ello. Su afición a los deportes le hizo popular. Conoció y convivió con los equipos del “ACJM”, “San Miguel” y el “Aurora” cuando los mecenas eran Monseñor Mercadillo, don Fortunato Maycotte y don Paco Garay. Muchas personas vivieron y gozaron con los triunfos de aquellos equipos de la Zona Centro del San Miguel de Juan Cervantes, la “Burrita”, Jesús Chávez, el “Chusgue”, Ramón García, “Monina”, Javier Torres, Pascual González, el “Bucho”, César Nistal Hidalgo, Antonio González, el “Viejo”; tiempos aquellos en que la juventud hacía que el golpes no dolieran a: Filadelfo Arellano, José López, el “Brujo” y Lupillo Sánchez, y cuando ya dolían más le dejaron el sitio al “Revo”. Tiempos en que se jugaba por amor al deporte.
     El considera que el aprendizaje que tuvo con experiencias como la de estar bajo las órdenes de con Fortunato fueron fundamentales, refiere por ejemplo que, por la juventud y carácter de dos compañeros, en alguna ocasión el señor Maycotte detuvo el entrenamiento y les dijo: -se van de aquí. Y no del grupo, del Campo Marte. -Ese tipo de situaciones -dice-, te marcan. El éxito es hijo de la disciplina y el orden. A Luis Filoteo Ruiz, del Tec de Celaya le escuchó decir: el futbol es un juego pero… organizado. En su vida ha tenido muchos roles. En lo deportivo ha sido: jugador, árbitro, dirigente y entrenador. En cada uno de ellos obtuvo experiencia positiva que después pudo aplicar en su vida personal.
   
 Lo invitaron a colaborar en una carrera que hacían los Caballeros de Colón el 20 de noviembre pero cuando surgió un desacuerdo entre los directivos de esa agrupación, se retiró. Más adelante organizó la Carrera de la Revolución en 1976. Observador nato, se dio cuenta que los atletas no disfrutaban con los premios que llegaban a obtener pues para los que corrían en otros lugares fuera de su residencia llegaban a venderlos o terminaban donándolos. Eran populares entonces la Carrera de los Barrios en León y la de San Juan, en Guanajuato; en esta última se les premiaba con artículos importantes de línea blanca pero, al ser foráneos la mayoría de los ganadores tenían que rematarlos inmediatamente a precios muy inferiores a su valor real. Esto hizo que él cambiara esto ofreciendo premios en efectivo lo que reprobaban algunas personas afirmando que esto mercantilizaba el deporte pero que era bien recibido por los deportistas ya que eso les permitía invertirlo en uniformes o zapatos tenis. Por ser muy conocido en el medio social y político el Revo obtuvo muy buenos apoyos. En esa ocasión el gobernador Luis H. Ducoing patrocinó los primeros lugares y don Ricardo Martínez Inda, entonces director del Sol del Bajío hizo la premiación en la explanada de la parroquia por lo que se le dio mucha difusión al evento.
     Al año siguiente se mejoró la organización y el apoyo principal provino entonces de don Carlos Pedraza en aquel entonces gerente de la agencia Modelo quien puso los primeros lugares. Ese fue el primer año que corrieron los veteranos. Por cierto, el señor Pedraza le dijo al “Revo” –con esto les regreso algo a los veteranos pues son mis mejores clientes, a lo que rápido le contestó: -pues si les quiere regresar más no hay problema. Jesús tuvo a su cargo la carrera unas cuatro veces después fueron participando otros coordinadores como: José Luna y en otra ocasión su hermano Benjamín, otras cuatro veces regresó a coordinarla y en lo sucesivo han sido otras personas como el doctor Huerta, Pico Pérez, etc.
     A diferencia de esa carrera que ofrece premios en metálico la Carrera Simbólica casi siempre la organizó el Profr. Víctor Manuel Anguiano sin más premio que el orgullo de ser los portadores del mensaje el 15 de septiembre, sólo cuando por razones de salud, no fue posible el organizador fue Marcos Cohén y en 1973 el “Revo”. Cuando fue su responsabilidad hizo mejoras que, como era natural, no todos vieron bien. Por ejemplo la meta de salida y llegada estaba enfrente de la presidencia municipal pero daban la vuelta hacia la Casa de Allende por lo que varios participantes eran lanzados hasta el portal por lo que modificó el trayecto por la calle de la Canal y luego hasta el libramiento y como por falta de apoyo el profesor tenía pocos jueces, él consiguió que participaran los árbitros de futbol. Una modificación más fue que acompañara personalmente a los ganadores de esa distinción de Querétaro a San Miguel y participara en varios relevos durante el trayecto. Otra fue que en lugar de entrar a toda velocidad entraran un poco más lento para que la gente disfrutara más de ese emotivo momento. Los jóvenes del Servicio Militar Nacional apoyaron haciendo valla y don Trinidad Ramírez (ferrocarrilero) consiguió 21 bengalas.

   Asiduo colaborador en los programas deportivos de la XESQ en donde hacía equipo con el Capi Correa y don Pancho Cuéllar González. Durante muchos años fue el reporteo de el periódico el Sol del Bajío por lo que agregó más amistades a las muchas que ya tenía. Su estilo directo, mesurado, justo le valió el respeto de los lectores y hasta la fecha conserva su columna “Remates” en donde da cuenta de los acontecimientos más destacados de la comunidad sanmiguelense. Su conocimiento del ámbito social, cultural y político y su experiencia le hacen un cronista justo y un crítico agudo. Conversador ameno. Tuvo durante mucho tiempo su mesa en el Café Colón, frente a San Francisco, la que compartía con amigos y políticos (que no siempre son lo mismo). No estudio comunicación en universidad alguna pero maneja la pluma con la destreza necesaria para cumplir con una de las funciones de la lengua castellana: interactuar en distintos contextos con claridad, fluidez y adecuadamente. Aguijoneado por la enfermedad no se arredra ante la vida y aunque una de sus grandes satisfacciones es mantener una relación amistosa con medio mundo, le adeuda a éste un libro que hace tiempo empezó y que debería proseguir hasta su consecución pues las páginas que ya tiene están llenas de anécdotas que si, tienen importancia.

No hay comentarios.