La construcción del templo de Tarimoro
EL 4 DE AGOSTO DE 1872 INICIÓ DE LA
CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO DE TARIMORO.
Aurelio Conejo Rubio.
Cronista de Tarimoro.
E
|
l día 4 de Agosto de 1872 es una fecha memorable
para los Tarimorenses, ya que en esa fecha se colocó y bendijo la primera
piedra de lo que ahora nos sentimos orgullosos: el templo parroquial, promovida
por el padre Manuel Ignacio Torijano, quien logró conseguir el consentimiento
de sus feligreses para echarse a cuestas tan magna obra.
El concepto “Parroquia” tiene dos significados: Uno como
el nombramiento de categoría eclesiástica que se caracteriza por su autonomía y un área de
jurisdicción territorial definida, aunque dependiente de la Arquidiócesis en este caso de Morelia; tiene un responsable de su
administración con el título de “Cura” y uno o varios
vicarios. Del año 1870 al 7 de Mayo de 1887, eclesiásticamente hablando,
Tarimoro tenía la categoría de Vicaría Fija, dependiente de la parroquia de
Salvatierra. Esta vicaría estaba siendo atendida por el padre Felipe de Jesús
Díaz, quien por su avanzada edad era auxiliado por el Padre Manuel Ignacio
Torijano, originario de este pueblo.
Después de una serie de investigaciones y trámites,
incluyendo una visita pastoral que realizó el Sr. Obispo de Michoacán Excmo.
Sr. José Ignacio Árciga y Ruiz de Chávez determinó la expedición del Decreto que
convierte la
“Vicaria” en “Parroquia” el 8 de Mayo de 1887 y ese
mismo día se llevó a cabo la consagración del templo aun cuando le faltaban
algunos detalles.
Un testigo presencial nos narra la ceremonia que se
llevó a cabo ese 8 de Mayo. Me refiero al primer Cronista de Tarimoro: Don Ponciano Maldonado, quien nos dejó sus
memorias en un documento que escribió en
el año de 1912 quen ha sido la fuente obligada a consultar para hablar de la
historia del pueblo. Nos dice Don Ponciano:
“ El día 8 de Mayo estando en la solemnidad de la
Misa de Consagración, con gran sorpresa para nosotros, vimos que se hacían
preparativos para consagrar al Padre Manuel Ignacio Torijano como Cura Juez
Eclesiástico de este lugar. Sin duda alcanzó mérito por su colosal obra, así lo
dijo en el púlpito el Señor Cura de Salvatierra Don Tirso Rafael Córdoba, al al darnos con mucha elocuencia y sabiduría el
“adiós” como sus antiguos feligreses”
Bastante poseído del acto, nos explicó el Decreto en
que quedaba cortada su jurisdicción que por tantísimos
Años había estado sujeta a su queridísima
Salvatierra”. El
otro concepto de la palabra “parroquia” se relaciona
con la obra material de la construcción que se
destina al Templo como centro de culto y sede Parroquial que
está
íntimamente ligado a la cuestión jurídica. En este aspecto Don Ponciano nos
da una vasta relación de
los hechos, señalando personajes que intervinieron
en las obras de edificación, textualmente describe: “Voy a
ocuparme de lo que es por sí mismo de bastante
utilidad tanto material y moral así como intelectual. Duró este
lugar más de trecientos años con aquella capilla de
adobe, de que ya hice mención en el curso de lo que he es-
crito y puesto
que todo lo que es mejora es progreso, voy a hablar del templo.
En el año de
1872, muy recientemente ordenado de clérigo, mi señor cuñado Don Manuel Ignacio
Torijano,
lo mandó a
este lugar la Mitra de Michoacán, para que en calidad de vicario ayudara al
Presbítero Don Felipe
de Jesús Díaz, que ya estaba muy anciano. No
obstante que el padre Díaz permaneció aquí por tanto tiempo,
nunca se
atrevió a modificar aquella galera que servía de templo, que casi era un baldío
para los oficios que
ahí se
celebraban hasta que llegó el que estaba predestinado para ello.
El
padre Torijano, mi cuñado, siendo como quien dice: un simple ayudante; como era
su tierra natal, comenzó
a impulsar al
vecindario para que cooperaran para la obra que se proponía edificar. Con una
constancia digna
del objetivo
que se proponía, comenzó a trabajar con tanta asiduedad que muy pronto se
convenció de la
creencia de
que vería culminados sus esfuerzos.
Luego que vio el entusiasmo que había despertado su inicia
tiva y la gran cantidad de materiales que había
acopiado en poco tiempo, el padre Torijano acudió a la Mitra
a solicitar el permiso correspondiente para la
edificación del imaginario templo; digo imaginario, porque dada
la magnitud de la empresa que se anunciaba, era
necesaria una gran cantidad de dinero y sobre todo una gran
dosis de
constancia la cual no le faltó hasta su fallecimiento.
Aunque no llegaba la licencia solicitada, no por eso
se dejó de trabajar. Comenzó a hacer los cimientos por fuera
de la capilla
vieja que formaba una cruz ya que de esta figura tenía que llevar el templo que
se proyectaba. Per-
maneció
aquella todavía por mucho tiempo hasta
que fue necesario derribarla en virtud de lo que ya estaba
fabricado.
Por fin llegó la esperada licencia. Después de
leerla con todas las ritualidades canónicas y publicadas en una misa
solemne,
comenzaron los trabajos de echar mezcla y piedra el día 4 de Agosto de 1872.
Aunque con miles de dificultades, porque no
había un arquitecto que dirigiera los
trabajos científicamente, hasta
que en una ida que dio el padre Torijano a
Salvatierra manifestó al señor Cura Coria, que entonces gobernaba éste
y aquel
lugar: que qué haría para encontrar una persona que supiera dirigir la obra y a
la vez lo hiciera por una pe-
queña gratificación, porque como no se contaba con
ningún fondo sino solo los donativos con que voluntariamente contribuían los
feligreses de un municipio que era muy pobre, no podía hacerlo de otra manera.
Inmediatamente el Sr. Cura Coria mandó llamar a su
hermano de nombre Jesús Coria. Le manifestó la necesidad en que
se encontraba el padre Torijano, lo interesó para que aceptara aquel encargo y
convinieron en que le darían diez pesos
cada vez que tuviera que venir a Tarimoro a dirigir la obra y cuidar de los
trabajos; comisión que desempeñó Don Jesús Coria con toda religiosidad hasta la
conclusión de la obra material del templo.
.
LOS CONSTRUCTORES
Con beneplácito todos los moradores
de este pueblo -lo recuerdan con mucho aprecio- por la forma tan desinteresada
que manifestó desde un principio hasta el final de los trabajos. Este Señor no
solo contribuyó con su persona sino que se encargó de buscar y traer un maestro
de obras muy entendido y muy desprendido también; al extremo de haber durado
más de doce años trabajando por el miserable sueldo de Un Peso diario; y
también trabajaba con la cuchara como en la cantera, dirigía y enseñaba a
cuantos se propusieran enseñarse. De él salieron muchachos de aquí muy bien enseñados como
fueron: Ignacio Tirado, Agustín y Tomás Sánchez, Regino Jiménez,
Jesús Tirado y otros que no
recuerdo. Pero principalmente Antonio
Tirado padre de Ignacio, que él solo y sin más ayuda que la dirección del
maestro Don Antonio López levantó la obra casi desde sus cimientos hasta
andar ya enjarrando la cúpula, desde por desgracia se cayó, quedando muy mal
herido. De momento no murió pero a los
pocos días ocurrió el deceso. Su hijo Ignacio quedó al frente del trabajo para
hacer lo que faltaba porque el maestro Don Antonio López ya hacía dos años que
se había ido a un quehacer en Acámbaro, pero con los muchachos dio fin a la
empresa el Señor Don Jesús Coria después de quince años de continuos trabajos.
No se crea por esto que estaba del
todo concluido, faltaba mucho qué hacerle, pero como ya en esta época ya estaba
útil para el objeto y no había otro lugar en que se verificaran los oficios, el
Sr. Arzobispo Don José Ignacio Árciga creyó prudente dedicarlo ya a su objetivo.”
Fallecimiento
del Sr. Cura Torijano.
El Sr. Cura Torijano en su carácter
de Párroco siguió trabajando en el embellecimiento y decoración
de su gran obra. Seguramente la Mano Omnipotente solo esperaba que
fijara la última fecha de sus constantes y nunca abandonados trabajos para
llamarlo al lugar que le estaba reservado; pero logró poner el frontispicio de
la puerta, la memorable fecha del 2 de Enero de 1897.
El día 13 de Febrero de 1899, a
escasos dos años de haber terminado el templo, bajó a la tumba con el gran
sentimiento de quienes lo conocieron y trataron. Descanse en paz. Sus restos
permanecen en el templo que él construyó.
Las Obras aún continúan.
En el transcurso de los últimos
años, los Señores curas que han estado al frente de la parroquia han puesto
atención en mantener, remodelar y decorar el interior del templo y han logrado
embellecer más este hermoso centro del culto católico.
No hay comentarios.