Cruz Misionera

Cruz Misionera, Apaseo el Alto, Gto.

El 7 de enero de 1976 a las 19:05 horas el Señor Cura de Querétaro, Don Francisco Javier, bendijo la Cruz Misionera de cantera que está en la parte alta del pueblo, al lado Oriente y que era de su propiedad; que su mamá lo único que pidió, fue que fuera colocada en su sepulcro pues no quería monumento.
Lo anterior sucedió en 1940 y tal como lo solicitó la madre del sacerdote, así se cumplió su última voluntad. Poco después de la muerte de la Señora, murió su esposo y fue a ocupar un lugar junto al de su esposa, en la misma tumba, a la sombra de la Santa Cruz.
Pasado el tiempo, los restos mortales de los señores fueron trasladados al Templo de San Francisco y la Cruz fue quitada del Panteón civil y colocada en un lugar público, cerca del Templo del Santo Niño. Posteriormente, en ese lugar se construyó un edificio; la Cruz se le ofreció al Presidente Municipal de Querétaro y no la recogió, por lo que se le ofreció a un sacerdote de Celaya y no quiso hacer gastos de traslado.

Cruz Misionera, hoy. 

El Padre Francisco Javier se la ofreció a Don Fortino Rodríguez Escutia, un maestro canterero que trabajaba para él, pero no teniendo dónde colocarla y qué hacer con ella, acudió con el Padre Joaquín Soto Armenta, el entusiasta sacerdote que había terminado el Templo del Sagrado Corazón de Jesús y para quien había trabajado don Fortino.
Una vez que Don Fortino le describió la cruz al sacerdote la respuesta del Padre Soto fue inmediata y se trasladaron por ella.
Según el Padre Francisco Javier, el mismo había diseñado la Cruz y mandado labrar la frase que dice: AVE CRUX, SPESUM ICA, “Santa Cruz, esperanza única”.