Museo del juguete
San Miguel de Allende cumple en 2017, 475 años de existencia. Tiene un
prestigio bien ganado como una población típica que ha sabido guardar sus
costumbres y tradiciones. Caminar por sus calles es un encuentro con el pasado
como un museo vivo donde encuentran edificios civiles y religiosos que nos
hablan de historia, calles empedradas, torcidas, empinadas que se derraman
sobre la ladera de un cerro para terminar en el valle de San Miguel.
En el bicentenario de la independencia, en septiembre, se agregó un
atractivo más, novedoso, singular pero añejo y nostálgico a la vez. Un sitio
para usted que viaja con niños o para usted que le gusta la nostalgia: “La
Esquina”, el Museo del Juguete Mexicano, ubicado en Núñez #40. Cuenta con salas
de exposición permanentes: “Jugando a la comidita”, “Jugando a la Casita”,
“Amigos inolvidables”, “Geografía del juguete”, contiene máscaras, instrumentos
musicales y atracciones de feria en miniatura. El ingenio y la creatividad que
se utilizó para elaborar estos juguetes folclóricos son asombrosos.
Es un lugar encantado “habitado” por más de tres mil piezas de la
colección de la Maestra Angélica Tijerina quien lo ha reunido a lo largo de más
de 50 años y que son parte de la historia de la producción artesanal en México.
Con el mismo cariño que lo formó hoy quiere compartirlo y ha formado una
fundación que tiene como objetivo central dar a conocer su colección de
juguetes populares tradicionales, exaltando sus características de manufactura,
materiales de elaboración y función social, rescatar y preservar esta actividad
artesanal a la vez que promover la venta de estos productos en beneficio
directo a los artesanos. Ofrece: Exposiciones temporales. Talleres para niños,
visitas guiadas, áreas multimedia, tienda, terrazas y cursos para docentes.
A mi pregunta de porque siendo regiomontana eligió a San Miguel para
establecer este museo, la maestra sonríe y me contesta que fue esta ciudad a
donde viajaron cuando se casó con don Alfredo Pérez Salinas y a la vuelta de
varios años y frecuentes viajes adquirieron esta propiedad que por casi treinta
años fue su lugar de vacaciones y hoy la ceden en comodato a “La Esquina Museo
del Juguete Popular Mexicano”. La propiedad tiene una ubicación inmejorable y
en su adaptación se conserva la arquitectura típica de San Miguel de los años
ochenta, para el museo solamente se decidió transparentar sus espacios
suprimiendo madera y herrería y agregando estantes de fierro y vidrio,
utilizando materiales y mano de obra sanmiguelense.
En esta evolución de la producción de juguetes con materiales
novedosos, el museo del Juguete Popular Mexicano es un edén donde los pequeños
conocen los juguetes que nos hicieron disfrutar de la mejor etapa de la vida.
Juguetes a veces sencillos, a veces no tanto, pero todos ellos con un
denominador común: la creatividad. Fue concebido como un espacio dedicado a
estimular el desarrollo educativo de la población infantil, que les permita
valorar el juego como medio de estímulo a la imaginación, la interacción social
y la cohesión familiar, recuperando las tradiciones asociadas a los juegos que
caracterizan la cultura nacional y manteniendo un estrecho contacto con los
artesanos productores de juguetes tradicionales. La colección tiene la
particularidad de estar integrada por juguetes rústicos artesanales en el marco
de la diversidad cultural del país.
En una vitrina están algunos de los moldes originales con que se elaboraba
la cartonería. Muñecas, máscaras, caballos, cascos, etc. salieron de estos ejemplos.
En otra va a encontrar muchas muñecas porque la fundación Fox apoya a una
cooperativa de personas que visten a las muñecas con los distintos trajes
regionales de la republica pero todo es de tela, salvo la cara que son de
plástico. En otro sitio se reencontrará con aquellos “compañeros inolvidables”:
máscaras, títeres, trompos, sonajas, matatenas, ruedas de la fortuna,
carruseles, equilibristas, boxeadores, baleros, sonajas, silbatos, matracas,
canicas, trompos, yoyos, perinolas, cochecitos, aviones, lanchas, trenes, camiones,
boliches, espadas, etc. casi todos de madera, aunque, según la región, algunos
están elaborados con la espiga de trigo, bicicletas de alambre, caballitos,
algunos de madera sirven para mecerse y otros más de carrizo con cabeza de
cartón; muñecas de trapo, cartón o barro, total, un mundo fantástico.
En su colección la Maestra Angélica Tijerina ha dado preferencia hacia
aquellos juguetes que han sido producidos por artesanos populares que utilizan
técnicas heredadas de padres a hijos: pinturas y lacas que se obtienen de
minerales, semillas aceites que ellos mismos producen a través de semillas o a
través de algún animalito, etc. Aunque la mayoría de los objetos son fabricados
de barro y madera, también encontramos fibras vegetales (en México se aprovechan
52 tipos diferentes), hojalata, hueso, lana, palma, tule, carrizo, totomoxtle, vidrio,
cerámica, plástico, etc.
Junto a la recepción el museo conserva casi intacta la cocina original
por lo que normalmente está decorada con utensilios típicos la región o sus
alrededores de manufactura artesanal: loza de mayólica, barro vidriado, cobre,
todo lo que se puede conseguir en la región. Pero a inicios de este año cambió
la decoración y se utilizó como exposición temporal por lo que usted se
encuentra con una hermosa colección de nacimientos de muchos lugares de la república.
La lista de los lugares donde se produjeron estas humildes joyas es
interminable pero es una muestra de aquel tiempo en que las generaciones pasadas
manipulábamos nuestros juguetes y con ello desarrollábamos las capacidades
prensoras y la motricidad gruesa y fina, etc. Imágenes que nos evocan
familiares, amigos compañeros de juegos infantiles como las rondas y tantas
actividades con que llenábamos las horas en ese ambiente lúdico de socialización
y respeto hacia los mayores, cuando las travesuras concluían en regaños y los
excesos en castigos que, salvo casos extremos, no nos dejaban “traumados”, como
a los niños de este tiempo.
Dentro de la oferta que tiene encontramos: exposiciones temporales y
permanentes, talleres, cursos, diplomados y visitas guiadas de martes a
domingo; y dentro de los propósitos del museo está el recuperar las tradiciones
mexicanas y proyectarlas hacia el futuro y apoyar un poco a los artesanos
quienes tienen otra actividad primaria pues esta labor no tiene la demanda
necesaria para dedicarse por completo a ella; con el apoyo de algunas
instituciones (SEP, FONART, CONACULTA, VALUE, PARQUE BICENTENARIO, SRIA. DE
TURISMO DEL EDO.) promueve un Concurso Nacional con diez categorías, con tres
primeros lugares cada una y un galardón nacional además de menciones
honorificas. Al final de su visita termina usted con unas terrazas increíbles
que le ofrecen un bello panorama del centro de la ciudad. Antes de salir puede
usted apoyar este esfuerzo y adquirir algunos de los productos de artesanos que
han participado en los concurso pasados.
Pese a este esfuerzo el enemigo es muy poderoso pues la producción
nacional e internacional de juguetes es cada día más sofisticada y la promoción
de los mismos deslumbra no sólo a los niños sino a los mismos padres quienes gastan
cantidades enormes en procurar a sus hijos artículos que cada día tratan de
retratar con mayor fidelidad el mundo que nos rodea y dejarlos sólo como
observadores en ese mundillo virtual ajenos a prácticas “añejas” de imaginación
de generaciones menos desarrolladas.
En fin, "La Esquina”, el Museo del juguete popular mexicano es
una ventana al ingenio y la creatividad de los artesanos de este país con
raíces del pasado indígena y las influencias hispánicas que llegaron en la
época colonial, artículos híbridos llenos de colores, reflejados en materiales
naturales y formas hispano-orientales.
Este museo espera su visita en Núñez # 40 en el centro de la ciudad,
vale la pena pues es: un sitio donde la sencillez se hermana con el asombro.
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