Doña Emeteria Valencia
Doña Emeteria Valencia
El
3
de marzo de 1834, nació en la ciudad de Salamanca Emeteria Valencia,
importante benefactora de Celaya y la región durante la segunda mitad del siglo
XIX. Los padres de doña Emeteria fueron los señores Patricio Valencia,
castellano; y la señora Tecla Martínez de Larra, también española, de San Sebastián.
No tuvo hermanos varones, sólo una hermana de nombre Antonia, la cual, ya
grande, contrajo nupcias, en Celaya, con el español Juan Canelo. La riqueza de
doña Emeteria provino de su padre Don Patricio Valencia, quien había encontrado
un gran tesoro rumbo a Santa Cruz de Galeana (Hoy Juventino Rosas)
La
fortuna pasaría a manos suyas y de su esposo, el español Eusebio González,
quien acrecentaría el caudal, adquiriendo diversas propiedades. Al poco tiempo
la pareja comenzó diversos negocios en las zonas de Salamanca, Salvatierra y
Soria; fundaron una fábrica de hilados y tejidos en Salamanca y Soria. Juntos
llevaron el patrimonio de la familia Valencia y sus industrias a posicionarse
entre las más importantes del país y a reunir una de las mayores fortunas del
estado.
Doña
Emeteria por su parte, se dedicaba a hacer obras de caridad entre los niños
pobres, fundando escuelas, cofradías, hospitales, y por sus generosas donaciones
se construyeron y recuperaron diversos espacios religiosos. Gran parte de su
vida la pasaría en Celaya, teniendo su residencia en la finca señorial
construida en el Portal de San Elías (Portal Corregidora).
En
el contexto de las leyes de Reforma, especialmente la Ley Lerdo que grosso modo, pugnaba por vender los
bienes eclesiásticos a favor del erario público, causó un gran revuelo en la
sociedad católica mexicana. En este sentido, Doña Emeteria ayudó a los templos
de Tercera Orden, San Agustín, El Carmen y otros, para que con dinero
entregado, se les respetara y no fueran vendidos y ocupados por otras
sociedades religiosas; actos que propiciaron que se le nombrara por la
ciudadanía como "Defensora de la Fe". Su hermana Antonia y Don
Eusebio, así como otros particulares adinerados se hicieron del derecho de
ciertos inmuebles para impedir su apropiación.
Ayudó
también para que el teatro Cortazar fuera terminado, así como la fundación de
una escuela de artes y oficios en lo que fuera casa del matrimonio de origen
moro-español, de apellido Abencerraje. Falleció en esta ciudad el 25 de
octubre de 1893. Su cuerpo fue
depositado en el templo de Tercera Orden, donde hasta la fecha
reposan sus restos.
El historiador Velasco y
Mendoza señala que Doña Emeteria dejó a cada uno de sus empleados y sirvientes
algún dinero y una casa. Además, Don Eusebio dejó otra suma para que en los
inviernos se les entregaran frazadas y ropa de abrigo a las personas menesterosas
de Celaya, Salamanca y Soria”. Esto como parte del legado de Doña Emeteria
Valencia y Don Eusebio González.
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