LA OTRA HISTORIA
LA OTRA HISTORIA
"La historia no es mecánica porque los
hombres libres son para transformarla"
(Ernesto Sábato)
En
efecto la historia toda no es un monolito inamovible, dogmática, unívoca. Ya
sea la historia universal o local, la de los grandes acontecimientos o la
parvos hechos; la de las naciones del orbe o la villa perdida en la geografía
universal; toda ella reitero no en un haber cultural, representado en la
historiografía, que no pueda ser cuestionado, revisado, corregido.
Los
procesos civilizatorios, los avances científicos y tecnológicos, proveen de
herramientas que permiten reinterpretaciones, y llenado de huecos.
Más allá
de su categoría de Ciencia Social, el factor ideológico, los intereses
económicos, políticos y militares, más de una vez sesgan u olvidan de manera
premeditada o por simple descuido, hechos y personajes a los que se les da un
mero carácter anecdótico y decorativo en el devenir de los pueblos.
Hoy
aquí, modestos apuntes de un lugar y un personaje: La Ex Hacienda de Juan Martín
(Demarcación que forma parte las sesenta
y cinco comunidades del municipio de Celaya) y el mariscal Ignacio Camargo
(héroe de la Independencia Nacional).
Temas
que no están registrados, (en el mejor de los casos, apenas citados) en las
páginas de la "Historia Patria".
De Andalucía a Guanajuato.
De añeja
data es la existencia de haciendas (fincas de explotación agrícola
latifundistas) en nuestro estado. Inmuebles originados en la colonia que
contaban con todo un sistema de organización en torno a la producción agrícolas
y ganaderos y que llegaron a México principalmente impulsadas por íberos
procedentes del sur de España, la región de Andalucía.
Haciendas
donde giraba todo un microcosmos que iba más allá del fin estrictamente
económico y que incluía modos de vida, relaciones sociales, valores culturales.
Las
haciendas del Virreinato tuvieron al paso de los siglos un renacer en la época
del Porfiriato (mediados del siglo XIX), merced a la expedición de leyes
liberales que desamortizaron los bienes comunales, principalmente los
índigenas, a favor de la propiedad de grandes extensiones de tierra
(latifundio), a favor de los poderosos.
En
Celaya, prácticamente desde su fundación (1 de enero de 1571) el auge agrícola
fue rasgo que le distinguió en el contexto nacional. Fue tal la cantidad y
calidad de los productos agrícolas que se cosechaban en estas tierras del
Bajío, que incluso a Celaya se le motejó como el "Granero del Bajío".
Por ello de manera natural en una amplia franja que comprende los actuales municipios
de Apaseo el Alto, Apaseo el Grande y Celaya, surgieron haciendas, ricas en su
producción y muchas de ellas notables en su arquitectura y valor histórico y
cultural.
Hidalgo en Juan Martín.
No es la
intención de estas páginas, abordar en sus múltiples aristas el tema de las
haciendas celayenses, empero por su trascendencia histórica poco conocida,
estudiada y divulgada, algunos renglones de la Hacienda de Juan Martín.
Al
sureste del municipio se ubica la
comunidad de Juan Martín que tuvo su origen en una hacienda del mismo nombre y
cuyo nacimiento se registra en las primeras décadas del siglo XVIII, su
propietario fue el Capitán José de Aguilar y Carmona, Regidor perpetuo de
Celaya, labrador de oficio.
¿Qué de particular tiene esta comunidad? Pues que
ahí llegó con las tropas insurgentes, en una segunda visita a Celaya, el Padre
de la Patria, don Miguel Hidalgo y Costilla.
Apenas
como un breve apunte se cuenta en la historia patria, que un 9 de noviembre de
1910, arribó a la hacienda el cura Hidalgo y su incipiente ejército, ellos
venían se sufrir una dolorosa derrota en Aculco. El ejército independentista
repostó energías, reorganizó sus huestes, curó a sus heridos. En este rincón de
Celaya, Hidalgo arengó a su tropa para levantarles de la derrota bélica y al
tiempo que esto hacía, se le unían habitantes de la comunidad. La estadía duró
cinco días, y después de este tiempo, los Insurgentes tomaron camino a
Valladolid (hoy Morelia).
Un Mariscal "Celayense"
Existe
controversia respecto a dónde nació don Ignacio Camargo. La discrepancia
estriba en saber si nuestro personaje nación en Comonfort y fue registrado en
Celaya. Pero más allá de la polémica, aún no resuelta, en blanco y negro
podemos referir que este héroe de la región, jugó un importante papel al lado
de Hidalgo y Allende. De nuestro coterráneo, la que fuera cronista de Celaya,
doña Abigail Carreño de Maldonado, nos cuenta:
"El Mariscal
D. Ignacio Camargo nació en Chamacuero, hoy Comonfort.
Para el caso voy a transcribir el acta de
nacimiento, que me proporcionara el sacerdote D. José García Miranda, de la Orden de San Agustín y dice
así: "En el año del Señor de 1783 en
7 de noviembre, yo Bachiller D. Ignacio Basurto, Teniente de Cura de esta
Parroquia de Chamacuero, exorcicé, puse crisma a un infante español del pueblo
a quien puse por nombre José Ignacio Leonardo, hijo de D. Marino Camargo y de
Dª. Juana Iriarte, españoles del pueblo, padrino: el Bachiller Juan Nepomuceno
Marroquín, y para que conste lo firmé con el señor Cura, Lic. José Tade de
Zamarripa. (Rúbrica). Y José Ignacio Basurto (Rúbrica).
Tenía 27 años cuando se unió a la lucha
del Padre de la Patria.
Sus familiares eran dueños de lo que hoy conocemos como
"Camargo" que en aquel tiempo era un gran fundo agrícola.
Un familiar suyo era Alcalde de la Ciudad cuando entraron las
fuerzas independentistas el 21 de septiembre y se llamaba Carlos Camargo y de
este señor podemos platicar algunas cosas que no lo dejarían muy bien parado;
pero nuestro estudio y comentario está enfocado en la personalidad de D.
Ignacio, al que siempre se le consideró oriundo de esta ciudad, pero en los
archivos de Celaya no existe ningún antecedente y fue en Chamacuero, hoy
Comonfort, en donde se encontró.
Aunque en honor de la verdad, Chamacuero
pertenecía eclesiásticamente en ese tiempo a Celaya, al igual que
Yuririapúndaro, Urireo, San Juan Bautista, Apaseo y San Miguel Eménguaro, San
Miguel Jerécuaro y San Juan de la
Vega. Es por la razón que siempre se le ha considerado de
Celaya; pero él nació en Chamacuero, hoy Comonfort.
Al salir el Cura Hidalgo con sus
simpatizantes de Dolores, fue recogiendo personas, no solamente indios,
ex-presidiarios, rancheros, sino hacendados, dueños de ranchos, mayordomos y
capataces que tan luego conocieron el movimiento, quisieron unirse a él.
En el libro del Sr. Benito Abad Arteaga
(El Héroe Olvidado) conformado con datos que fueron proporcionados en 1835 y
dicho libro se editó en 1945, dice en uno de sus párrafos: "…Creyó
oportuno Allende, hacer el nombramiento de capitanes, de tenientes coroneles y
brigadieres a algunas gentes del campo y para ese fin mandó llamar a los
administradores de haciendas, mayordomos o dueños de ranchos para que se les
reunieran…"
En el Diccionario de Historia, Biografía
y Geografía de México (Porrúa) dice claramente, que cuando D. Ignacio llegó a
Celaya, con las huestes de D. Miguel Hidalgo y Costilla, ya venía con el grado
de Teniente Coronel, que lo más lógico es que se le otorgara en la junta que
verificara en San Miguel Allende D. Ignacio Allende, para que aquella chusma
que saliera de Dolores Hidalgo, reconociera la autoridad en algunos de sus más
distinguidos elementos, en los que se contaba desde luego, el señor Camargo.
En las Efemérides del Padre Lucio
Marmolejo, encontramos un párrafo que a la letra dice: "…El viernes 28 de
septiembre de 1810, antes de las nueve de la mañana, se presentaron en la
trinchera de la calle de Belén, D. Mariano Abasolo, a quien Hidalgo había dado
empleo de Coronel y D. Ignacio Camargo, que tenía el de Teniente Coronel, con
una comunicación del mismo Hidalgo, dirigida al Intendente Riaño, desde la
hacienda de Burras, cinco leguas distante de la ciudad, intimándole se rindiese
y entregase a todos los españoles que con él estaban, cuyos bienes habían de
ser ocupados, hasta que se hiciesen en el gobierno, las modificaciones
necesarias para lo que estaba autorizado por haber sido proclamado Capitán
General de América por cincuenta mil hombres en los campos de Celaya…"
Sigue diciendo el Padre Marmolejo:
"…Abasolo se devolvió para encontrarse con Hidalgo y sólo Camargo entró
con los ojos vendados, para hablar y entregar el documento de intimación al
Intendente y en la Alhóndiga
fue tratado con mucha cortesía…"
D. Ignacio Camargo, tuvo en sus manos
estos documentos originales y el historiador Liceaga, asegura, al hacer sus
comentarios sobre este asunto, que el propio Camargo le entregó de su mano este
importante documento, pues no hay que olvidar que D. Ignacio Camargo fue el
comisionado especial para entregar la intimación de rendición al Intendente
Riaño, ya que Abasolo se retiró, para unirse con el señor Cura Hidalgo.
D. Ignacio Camargo fue de los personajes
adictos y que gozaba de toda la confianza de los principales caudillos de la Independencia y el
grado de Mariscal le fue otorgado en la ciudad de Acámbaro, el 22 de octubre de
1810.
En la emboscada de que fueron víctimas
los grandes caudillos de la
Independencia , en Acatita de Baján, el Mariscal D. Ignacio
Camargo también fue hecho prisionero el 21 de marzo de 1811 y fue pasado por
las armas el 29 de julio del mismo año. . . "
Hasta aquí la erudita pluma de nuestra querida Abigail. Como colofón, para nuestro orgullo hablar de Juan Martín y
de Ignacio Camargo son gratas referencias en la historia de Celaya.
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