El Real Hospital de San Rafael
El Dr. Anastasio López Escobedo es un personaje a quien
debemos los sanmiguelenses el haber sido el director fundador del área de salud
cuando el Lic. Leobino Zavala Camarena fundó la primera escuela secundaria y
que inició operaciones el 10 de febrero de 1930 con el nombre de: Escuela
Secundaria, Comercial y de Obstetricia. Fue presidente municipal cuando muy
pocos aceptaban el cargo (1948-1949) pues más que obtener un beneficio por ello
muchas veces había que pagar muchos de los gastos que enfrentaban los
ayuntamientos. En los años treinta fue el director del Hospital en ese periodo
en el que poco podía hacer por la falta de personal, equipamiento obsoleto y
urgido del más elemental mantenimiento. Dejó para las actuales generaciones
datos que sirven para darnos una idea somera del estado en que estuvo a su
cargo.
Desde la primera mitad del siglo XVIII los vecinos de San
Miguel el Grande (Hoy San Miguel de Allende) empezamos a hacer los trámites
necesarios a la erección de un hospital donde se curasen los pobres, de todas
las enfermedades, que habían en la población, se acudió primeramente al cura, a
fin de que éste hiciera saber al Obispo de Michoacán (San Miguel el Grande entraba
en su jurisdicción), la utilidad que esta obra reportaría.
El Obispo estuvo de acuerdo; se solicitó entonces la
autorización del Virrey don Juan de Acuña, Marqués de Casa fuerte (1722 a
1734), pero por razones que ignoramos, el asunto no halló por entonces
respuesta alguna. Vinieron después los gobiernos del Virrey Don Pedro de Castro Figueroa y Salazar, Duque
de la Conquista, y tampoco resolvió nada, pues apenas habíase iniciado los
primeros trámites surgió un pleito entre los curatos de San Miguel el Grande y
de Dolores, que acababan de erigir, disputándose el ¼ noveno de los diezmos
para las iglesias. En 1742, siendo Virrey Don Pedro Cebrián y Agustín, Conde de
Fuenclara (1742-1746), se le presentó la instancia de los vecinos de San Miguel
el Grande. El nuevo Virrey aprobó la obra el 16 de octubre de 1743.
Pese a todos los trámites legales que se habían hecho ya con
todo éxito, la obra no pudo realizarse entonces por falta de fondos, pues a
pesar de que el Virrey había ordenado en 1744 que el noveno y medio de fábricas
u hospitales, se aplicase integra a la construcción del hospital de San Miguel
el Grande, no había sido suficiente. Las cosas quedaron en suspenso durante
diez años, después de los cuales la situación había cambiado. Los fondos
designados por el Virrey se habían ido guardando y ya sumaban $4,490.00 don
Francisco de Lara Villagómez había donado un terreno, en lugar santo y
acondicionado, que medía 110 varas de frente, de sur a norte, y de 190 de
fondo, de oriente a poniente. Unos vecinos habían dejado en sus testamentos
rentas al hospital, pero con la orden de que mientras se edificaba se aplicasen
a sufragios por las almas del purgatorito. De todas estas posibilidades dio
cuenta en 1753 el Obispo de Michoacán al Virrey, que lo era ya el primer Conde
de Revillagigedo, éste ordenó se procediese de inmediato a realizarlo. Se
encargó de llevarlo a efecto al cura del lugar, Juan Manuel de Villegas. El
edificio estaba formado por dos partes: el hospital y la iglesia. Ésta medía 40
varas de largo y diez de ancho, sus muros medían doce varas de alto; tenía
crucero y bóvedas. La torre era de un solo cuerpo y en ella se pusieron dos
campanas. En el interior de la iglesia había un altar mayor y dos en el
crucero, había también púlpito y amplio coro. Tanto la iglesia como la
sacristía se adornaron con numerosas pinturas al óleo.
El hospital se hallaba dispuesto alrededor de un patio
central, con cuatro corredores; de éstos, tres se concluyeron y uno se dejó a
medias. Había en el veintisiete piezas destinadas unas a enfermerías de
hombres, otras a las de mujeres y las restantes a convalecientes y oficinas del
hospital, servicios y habitaciones de la servidumbre. Finalmente, había también
un camposanto bardeado. Estuvo bajo un Real Patronato, y en todos los
documentos se le da el título de Hospital Real. El titular que se le dio de San
Rafael fue por ser el arcángel patrono de los enfermos. Precisamente su nombre
quiere decir “medicina de Dios”. La atención de los enfermos quedó en manos de
un médico, un cirujano, enfermeros y enfermeras, a más de sirvientes que se
ocupaban de la preparación de alimentos y limpieza.
Se inauguró el 24 de octubre de 1770, siendo su fundador el
cura y licenciado don Juan Manuel de Villegas. Es un edificio de mampostería
muy amplio y uno de los hospitales más grandes del estado de Guanajuato. La
gubernatura de Melchor Ortega hizo varias mejoras se emprendieron obras de
reconstrucción, tales como la compostura de los techos y de los pisos y de las
alas; la total reconstrucción de la cocina, que amenazaba ruina: la dotación de
algunos instrumentos para el arsenal quirúrgico una mesa de operaciones y
varias camas sanitarias con su dotación completa de ropa y por último, el
respaldo de la fachada de cantera que presenta un aspecto hermosísimo y atrayente.
En la portería existían dos placas conmemorativas, referentes a dos épocas
distintas: a la fundación y a las mejoras hechas durante el periodo. Otro
momento de rescate fue cuando el artista José Mojica, benefactor de San Miguel
presidente de la Sociedad “Amigos de San Miguel de Allende” quien llevó a cabo
algunas obras materiales necesarias como la terminación de una sala que tendrá
grandes ventanales con cristales y tela de alambre, piso de mosaico, una sala
de maternidad y un departamento destinado a enfermos de males transmisibles.
El Real Hospital de San Rafael Real, después Hospital
Municipal de San Miguel, tenía al fondo una sala destinada exclusivamente a los
lesionados, con una capacidad de cien enfermos. Dos salas para mujeres a la
izquierda y al frente al corredor opuesto, dos salas, la botica, la cocina y un
departamento destinado para la administración y piezas para el personal del
propio establecimiento, enfermeras, afanadoras, etc.; en la administración, o
sea la primera pieza a la derecha de la puerta de entrada, se encontraba en el
lugar de honor, un retrato de óleo, del fundador del Hospital.
El Coronel de la Canal, propuso al Virrey que se entregase
la institución a una orden hospitalaria y que se le diese para su sostenimiento
el medio real al hospital, con que el gobierno ayudaba a estas instituciones,
pero sus proposiciones no fueron aceptadas y todo siguió igual. En 1819, en
plena guerra de independencia, los soldados heridos no se curaban allí sino en
un hospital provisional que se organizó. Esto nos hace pensar que ya se había
acabado o que su estado era tan malo que no pudo ser utilizado. Si bien algunas
se llevaron a cabo cuando durante el Porfiriato fue su director el extinto
doctor Ignacio Hernández Macías
En un principio fue beneficio que el hospital quedase sujeto
al curato, por la ayuda que éste es capaz de obtener de los feligreses, años
después se volvió lo contrario, el señor cura no podía atender a su parroquia y
al hospital, que empezó a venirse a menos. A principios del siglo XIX nos lo
encontramos en una completa decadencia. Los fondos del hospital eran totalmente
insuficientes para pagar el personal que lo servía, alimentar, dar medicinas a
los enfermos y hacer al edificio las reparaciones necesarias. En el hospital no
se podía sostener más de ocho enfermos por falta de fondos y por la misma razón
para servirles no había ya más que una enfermera. El hospital se formó para el
socorro de toda clase de pobres enfermos, sin distinción de razas; pero el hecho
de ser los indios los más pobres y desamparados fue convirtiéndolo casi
exclusivamente en un hospital de indios. Tal era su estado a principio del XIX.
El Hospital Real de San Rafael, se encuentra situado a
extramuros de la ciudad y hacia el poniente, en la parte más baja de inmediato
al arroyo de “Las Cachinches” y al puente conocido como “Puente de Guanajuato”
que conduce a la estación de FFCC y que originalmente fue la sexta entrada a la
villa comunicándola con el Real de Guanajuato a través del Camino Real de
tierra Adentro. Con motivo de la expropiación consecutiva a las Leyes de
Reforma pasó a poder del gobierno federal y ahora es propiedad del municipio.
El Real Hospital de San Rafael pierde la denominación de
Real cuando al pasar de los laños se pretende olvidar todo lo que recuerde los
ignominiosos años de la colonia, fue denominado entonces Hospital civil, para
ello fue convenientemente arreglado en 1935 por el gobernador del estado de
Guanajuato don Melchor Ortega. En el letrero conmemorativo se recuerda que allí
encuentran los enfermos “manos generosas
que curan sus dolores físicos y penas morales en un ambiente de fraternidad”
El complejo del Real Hospital se completaba con la hermosa
iglesia de tipo popular y el cementerio. Aquella con su arquitectura sencilla,
en medio de un jardín maravillosamente triste, y en la parte posterior del
hospital está el cementerio en el que hay túmulos dignos de verse e
inscripciones y epitafios dignos de leerse. El cementerio es conocido como el
“Panteón Viejo” y ya hace muchos años que está en desuso. Fue construido en
1782 por el Dr. Joaquín Hidalgo y Costilla, hermano del Padre de la Patria. En
él fueron inhumados los restos mortales de don Ignacio Comonfort, expresidente
de México, el Tte. Cor. Don Juan Caballero de Acuña, héroe de la Batalla del
Cinco de Mayo, don Lino Ramírez, padre del Lic. Ignacio Ramírez “El
Nigromante”, ex gobernadores, etc. La parte oeste, conocida como la parte de
“tercera” y donde muchos indígenas enterraron a sus familiares, hoy colocados
en un túmulo; en la octava de la fiesta de San Miguel y el 2 de noviembre,
todavía sus descendientes van a realizar ritos ancestrales a sus ánimas.
Construido el nuevo hospital, en la tercera calle del Reloj
(en donde funcionó el antiguo rastro municipal) se inauguró el 15 de septiembre
de 1957. El Profr. Víctor Manuel Anguiano García director de la Primaria
Estatal solicitó y, con el apoyo de los padres de familia, obtuvo el viejo
edificio del hospital, previa adaptación, se destinó para la Escuela Primaria
“Hermanos Aldama”, en cuyo anexo se fundaron talleres para oficios. Mudándose
de su anterior ubicación en la calle de San Francisco. El edificio se inauguró
en octubre de 1961 por el Presidente López Mateos cuando fue Srio. De Educación
Pública el Dr. Jaime Torres Bodet y gobernador del estado el Dr. Jesús
Rodríguez Gaona.
En agosto de 2010, México obtuvo que fuera ingresado por la
Unesco “El Camino Real de Tierra Adentro” esto dio a la ciudad de San Miguel de
Allende un nuevo nombramiento como Patrimonio Mundial pues dos años antes, el 7
de julio de 2008, se incorporó a la lista universal a la “Villa Protectora de
San Miguel el Grande y su Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco, Gto.” Este
nuevo nombramiento ratificó al centro histórico de San Miguel y agregó también:
al “Real Hospital de San Rafael, el Puente del “Fraile”, y el Puente de San
Rafael.
En ese lugar, antes triste por la enfermedad y el dolor, hoy
todos los días cientos de niños celebran la vida con sus risas y juegos y, en
alguna forma, los maestros reviven aquella leyenda que, en una placa estaba
colocada a la entrada del Hospital: “Existen manos generosas que curan los
dolores físicos y penas morales, en un ambiente de fraternidad”.
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