Hacienda del Real Monte de Espejo
![]() |
Hacienda del Real Monte de Espejo |
Francisco Sauza Vega
Cronista Municipal
Hacienda ubicada al oriente del municipio de Apaseo el Alto, Guanajuato y cuyos linderos durante toda la época virreinal y etapa del México independiente y post revolucionario fueron: al Norte con Zona Arqueológica Tzcthé, San Bartolomé Aguascalientes y Hacienda de El Sabino; al Sur con la Hacienda de Gamboa; al Este con el Estado de Querétaro y al Oeste con la Hacienda de San José de Barajas y Hacienda de Apaseo el Alto.
IncluĆa desde su establecimiento, los actuales sitios que ocupan El Salto de Espejo, Ojo de Agua de Espejo, Quinta de Espejo, Aguaje de Espejo, Rancho y Ex Hacienda de Espejo, los cuales fueron segregados mediante fracciones para evitar su expropiación en la Ć©poca del reparto agrario.
Instalada en un hermoso valle, rodeado de pequeƱos lomerĆos cubiertos de abundante vegetación y bajo la tutela del Cerro del Chivato, antiguo guardiĆ”n y posterior guarida de intrĆ©pidos bandoleros que aguardaban el momento preciso para cometer sus fechorĆas en las ricas haciendas de los alrededores.
El valle donde se ubica era un autĆ©ntico vergel en cualquier Ć©poca del aƱo, merced a los abundantes manantiales, aguajes, riachuelos que irrigaban de manera natural las fĆ©rtiles tierras de muchas caballerĆas a la redonda, en especial un autĆ©ntico rĆo que nacĆa en las inmediaciones de la hacienda al que denominaron āGalerĆas filtrantes de Espejoā, ademĆ”s del agua procedente de la Presa de Espejo o de Mandujano construida por los dueƱos de la hacienda para asegurar la producción continua y abundante de sus tierras.
Esta hacienda debió ser una de las primeras del BajĆo, pues alrededor de 1540 ya habĆan sido mercedadas esas tierras a Don Pedro Alonso DĆ”valos Bracamonte, Conde de Miravalle, dueƱo del Zamorano y de la Hacienda de Atongo, quien en 1580 la enajenó a favor de un prominente espaƱol, personaje avecindado en la Ciudad de MĆ©xico llamado Antón de Espejo -de donde tomó su nombre la hacienda- , uno de los muchos peninsulares que llegaron a la Nueva EspaƱa no simplemente a establecerse, sino a acaparar riquezas y a buscar la quimĆ©ricas ciudades de oro de las que hablaban algunos espaƱoles para acrecentar mĆ”s la ambición de los conquistadores ibĆ©ricos. De este Antón o Antonio de Espejo se presenta la siguiente biografĆa.
Hacienda del Real Monte de Espejo - interior |
Antón de Espejo (¿ - 1585)
Nació en Torre Milano, suburbio de Córdova, EspaƱa. Arribó a la Nueva EspaƱa en 1571 en compaƱĆa del Arzobispo Moya y Contreras. Se avecindó en la Ciudad de MĆ©xico en donde rĆ”pidamente se destacó como un próspero comerciante.
Se desconoce el mecanismo del que se valió para adquirirlas, pero para antes de 1580 contaba ya con varias propiedades entre los actuales territorios de QuerĆ©taro y Apaseo el Alto, de cuyas posesiones se destacaba la que Ć©l denominó con su propio nombre: Hacienda de la PurĆsima Concepción del Real Monte de Espejo.
Siendo patrón de la hacienda, se vio involucrado en el asesinato de unos de sus criados, algĆŗn otro espaƱol seguramente, lo que le implicó pagar una condena impuesta por la Sala del Crimen de la Ciudad de MĆ©xico, consistente en una elevada cantidad de pesos en oro y para evadirla, decidió huir hacia la Nueva Vizcaya, seguir dĆ”ndole rienda suelta a su espĆritu aventurero, por lo que se unió a la expedición de RodrĆguez-SĆ”nchez, quienes con la venia para dirigir y financiar la empresa, se unieron tambiĆ©n al misionero franciscano Bernardino BeltrĆ”n para buscar a su hermano de Orden AgustĆn Ruiz, extraviado en un viaje mĆ”s allĆ” del actual RĆo Bravo.
Antón de Espejo enlistó y preparó a catorce hombres como acompaƱamiento y ajuareó 115 acĆ©milas de carga con vĆveres y enseres propios de una expedición militar. El contingente partió hacia territorio al que ellos denominarĆan tiempo despuĆ©s Nuevo MĆ©xico el 10 de noviembre de 1582: tomaron la ribera del RĆo Conchos y luego el RĆo Grande al que Antón de Espejo nombró RĆo del Norte: cruzaron Ć©ste y arribaron una semana despuĆ©s a los pueblos de San Juan Evangelista y Santiago en las inmediaciones del actual Presidio, Texas. Llegaron al pueblo indio de Piro en donde tuvieron noticias de que los Padres AgustĆn Ruiz -a quien buscaban- y Francisco López habĆan sido ejecutados por los naturales de Tiguex. Cuando la expedición arribó a este Ćŗltimo poblado el 17 de febrero de 1853, el fraile BeltrĆ”n propuso el regreso de la misión, pero Antón de Espejo propuso e impuso de idea de explorar la zona. Alcanzaron el RĆo Pecos, treinta millas al SE de Santa Fe hasta llegar a este poblado tejano. Pasaron por Jumano, Toya, Balmorhea, -la actual Fortaleza de Davis-, Cala de Marfa, Alamito hasta RĆo Grande.
En su trayecto arribaron a Amayes y sus siete ciudades, luego se encontraron frente a la Ciudad de Acomas en donde librarĆan la mĆ”s grande de las batallas, ganada gracias a una estoica estrategia militar que narran todos los cronistas de la Ć©poca. DespuĆ©s llagaron al paĆs de Zunis en donde rescató a tres espaƱoles en cautiverio desde 1540. DespuĆ©s de conquistar algunos otros lugares llegó a San BartolomĆ© en septiembre de 1583, de donde decidió regresar al sitio en donde habĆa dejado su asiento de hidalgo y poder económico.
Su expedición y descubrimiento promovieron primero, la conquista de definición del territorio de Nuevo MĆ©xico y Texas, su colonización y explotación minera y los vastos recursos jamĆ”s explotados. Antón de Espejo intentó ir a EspaƱa quizĆ” a buscar apoyos para impulsar la colonización de Nuevo MĆ©xico, pero en su paso por la Habana, Cuba murió en el aƱo de 1585. Dejó como legado de su incursión a los territorios del norte una āRelación del viaje a Nuevo MĆ©xicoā.
Con esta biografĆa se pretende hacer notar la importancia que debió tener la adjudicación de las tierras donde se estableció la Hacienda del Real Monte de Espejo, de quien ignoro el nombre del primer espaƱol en recibir la merced de esos territorios, asĆ como del interĆ©s que provocó en Don Antón de Espejo para adjudicĆ”rselos y establecer ahĆ su asiento y casa solar.
Historia de la Hacienda
Don Antón de Espejo fue el primer propietario y fundador de la finca hasta 1580, año en que se vio obligado por la circunstancias al exilio. En virtud de no haber cubierto la sanción inicialmente dictada, la Real Sala del Crimen de la Nueva España impuso en 1583 a Antón de Espejo otra de funestas consecuencias, como fue el embargo y remate de todos sus bienes.
Don Francisco de GĆ”lvez la adquirió, pero en 1630 la estancia y sitios fueron enajenados a favor de Don Francisco de BriceƱo y SolĆs, quien falleció casi de inmediato a la compra-venta, y por disposición testamentaria la heredó DoƱa Luisa Briviesca, dueƱa tambiĆ©n de Balvanera. Para 1631 esta hacienda reportaba una producción de 700 fanegas de trigo anualmente.
Cuando Don Domingo de Villela se casó con la viuda Briviesca, con autorización de la misma, fue traspasada en 1639 a Don Juan de Licea, quien fue patrón y propietario durante cuatro dĆ©cadas, hasta su muerte acaecida en 1670. Hijos y herederos convinieron nombrar albacea y apoderado al Bachiller Don Francisco de Licea. Este eclesiĆ”stico falleció a finales del siglo XVII, heredando la propiedad a DoƱa MarĆa y DoƱa Josefa VelĆ”zquez, cuya opulenta propiedad generó en el aƱo de 1700 el diezmo siguiente:
30 fanegas de maĆz, 11/2 fanegas de garbanzo, 31/2 potros, 4 becerros, 7 borregos, 8 cabras, 3 cerdos y 1 una arroba de lana.
Las dos seƱoritas legatarias, eran hijas del CapitĆ”n MartĆn PĆ©rez Romo, patrón efectivo de la heredad, quien dejó adjudicación para sus hijos los Bachilleres Don Miguel y Don JosĆ© PĆ©rez Romo. Quienes para 1730 estaban en posesión absoluta de los bienes heredados.
Estos hermanos sacerdotes donaron la finca y territorios al Colegio de la CompaƱĆa de JesĆŗs de la Ciudad de QuerĆ©taro, cuya institución la vendió a Don Pedro Bernardino de Primo y JordĆ”n, hombre que de inmediato se propuso incrementar los niveles de producción.
No obstante la eficiencia productiva de la hacienda, para incrementar las ganancias obtenidas hasta ese entonces y mantener el nivel de explotación sin variantes todo el aƱo, Don Pedro construyó la Presa de Espejo o de Mandujano en 1748 y una dĆ©cada despuĆ©s habĆa alcanzado los mĆ”s altos niveles de aprovechamiento del agua.
En la cortina de esta presa se encuentra una placa de mĆ”rmol blanco que alude a los constructores de esta obra de ingenierĆa hidrĆ”ulica, que reza textualmente:
āSe construyó esta presa por Don Pedro Bernardino de Primo, dueƱo de la Hacienda de San NicolĆ”s en el aƱo de 1748 y se elevó esta cortina a 1.50 mĆ”s de su altura por Don Fernando Rubio, actual dueƱo de la propia finca en el aƱo de 1888ā
Cabe hacer mención aquĆ, que esta presa cuenta con una impresionante cortina de mĆ”s de 15 metros de altura; un canal de desagüe subterrĆ”neo que conduce el agua hacia la hacienda, con una serie de lumbreras colocadas a distancias iguales para favorecer la respiración del tĆŗnel; cada lumbrera tiene nombre de un santo. Al emerger el tĆŗnel una vez que ha atravesado la rancherĆa, emerge en las inmediaciones de la capilla, y conducida por un canal cilĆndrico de tabique de hermosa manufactura para llegar a un repartidor que la dividĆa a las diferentes fracciones en donde cumplirĆa con sus funciones de irrigación.
No fue muy longevo Don Bernardino como patrón de la hacienda, pues falleció en 1760 y entonces su albacea testamentario, el Bachiller Don Manuel Primo y JordÔn, hermano de aquel, se hizo cargo de la misma. Durante el siguiente lustro, Don Manuel ejecutó obras hidrÔulicas muy importantes para la irrigación de todas sus propiedades, correspondiendo a esta etapa administrativa los complejos mecanismos con que contó la Presa en los años de mayor auge, auque quizÔ también la época de mayor explotación de los trabajadores, pues basta echar una mirada a las lumbreras para imaginar el infierno que vivieron quienes las construyeron.
De esa agua captada por la presa, Don Manuel dispuso que 2/3 partes se usaran para regar las tierras de la Hacienda de San NicolĆ”s, que habĆa sido parte de la herencia recibida y la tercera parte restante para la Hacienda del Real Monte de Espejo.
No obstante que la Hacienda del Real Monte de Espejo y la de San NicolĆ”s habĆan sido propiedad de Don Pedro Bernardino de Primo, sus usufructuarios acordaron separar ambas haciendas, pero participando ambas de los derechos del agua de la presa.
La Hacienda del Real Monte de Espejo pasó entonces a ser posesión de Don NicolĆ”s de Tagle y Bracho, pariente de Don Bernardino, quien en 1772 trató de venderla al CapitĆ”n Don Antonio de SeptiĆ©n, pero la transacción se nulificó en 1804 cuando tanto Don NicolĆ”s como el SeƱor SeptiĆ©n habĆan fallecido.
Sin poder precisar porquĆ©, en este aƱo de 1772 Don Francisco de Paula aparece como dueƱo de la hacienda y la hereda a su hijo Don JoaquĆn Meza, quien caso con una SeƱora de apellido Revilla, la que al enviudar contrajo segundas nupcias con Gabriel Estrada, quien era reconocido como el patrón de la misma.
En 1804 la Hacienda del Real Monte de Espejo era propiedad de DoƱa MarĆa de los Dolores Primo, hija de Don Pedro Bernardino
Los Ćŗltimos propietarios: 1941-1945 aparece como dueƱa DoƱa Ana MarĆa Correa; 1945 Perfecto Ćvila; Entre 1948 y 1949 Don Gabriel enajenó parte de la misma; 1949 Ponciano Villa Herrera; 1955 Alfredo de la Parra; 1956 JosĆ© Herrera Tejeda; 1966 Descendientes de Jorge de la Parra, quienes la poseen en la actualidad.
Enviar Comentario