Nueva Disposición de Nuestras Autoridades
Por David Manuel Carracedo, Cronista Municipal de Comonfort, Gto.
DE NUESTROS ARCHIVOS
Me entero de una nueva disposición de nuestras autoridades, a la letra dice:
No habiendo sido bastantes los repetidos Bandos que se han publicado para evi
tar las crias de puercos en las calles y plaza, cerrando los oídos a la razon y los
ojos ála indesencia e inmundicia; abusando de la concideracion, equidad y jus
ticia con que este M Yltre. Atuntamiento expende sus ordenes, repitien
dolas por no verse en la nesecidad de hacer que se cumplan por la autoridad que
obtiene: en acta de oy há decretado que por medio de ese aviso, se haga saver
que el dia que se tenga á bien se mandarán cojer por varios individuos y se
enagenarán fuera del Pueblo, de cuyo producto se pagarán los que se ocupen,
y el sobrante entrará a los Fondos: lo que se participa para que no dén
lugar á que se verifique este Decreto dado en la Sala Capitular en
Chamacuero á 12 de Oct re de 1821.
Y varias firmas al calce, no sé si algún lector porcicultor se imaginó que esta disposición era un poco más actual que 1821 y tomó medidas para impedir que sus crías de porcino fueran cojidas y enagenadas . Pero más allá de tan válida preocupación este documento nos remite al Chamacuero de principios del siglo XIX. Y sabemos, tras su lectura, que en el Chamacuero del siglo XIX había abundancia de crías de puerco en plazas y calles. Quizá algunos chamacuerenses encontraban muy práctico tener sus animales al exterior de la vivienda, y dejar que los gruñidos y las inmundicias se quedaran afuera. No hay modo de saber si había diez porcinos al exterior, cien o mil. Pero para publicar un aviso donde se determina capturar y vender todos los animales de la vía pública esto debe haber sido una molestia generalizada. Y qué ayuntamiento puede permitir que un particular llene la vía pública de inmundicias y contamine el ambiente mientras hace el gran negocio con sus pollos (¿dije pollos? Bueno eso ya quedó resuelto) con sus puercos. Sin embargo no podemos saber qué sucedió con esta orden, la imaginación nos pueden pintar la escena donde varios esforzados trabajadores se lanzan sin previo aviso a capturar a cuanto chancho encontraron plácidamente tumbado en las calles y plazas de Chamacuero, tal vez colocándolos en una carreta adaptada al efecto o tal vez conduciendo una gruñente piara por todo el pueblo. Quizá hasta los siguieron algunos molestos propietarios, tratando de evitar la posterior venta de sus animales; cuando acudieron a las autoridades estas les habrán mostrado el aviso que aquí reproducimos. Pero, muy a nuestro pesar,por el momento no sabemos si algunos marranos fueron cojidos y enagenados para molestia de sus propietarios y satisfacción de sus vecinos. Lo que no puede negarse es que, por el solo hecho de tomar una medida en beneficio de la población, aquellas autoridades se habrán ganado el respeto de los chamacuerenses de 1821 y éstos —los chamacuerenses— habrán tenido grata memoria de:
Manuel Díaz de la Madrid
Ygnacio Merino
Francisco Madrid
Diego Antonio Reyes
Joseph Buena Ventura Téllez
Pedro Sánchez
José Joaquín González
y el secretario
José María Centeno
quien aparte de firmar con mayor pompa y tamaños también colocó tres puntos en forma de triángulo al final de todo el documento. En este detalle no nos detenemos porque es para escribir muchas páginas y desatar muchas polémicas.
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