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El funesto paso de Ignacio Comonfort

Calle Pípila, hacia 1910
Monumento a Ignacio Comonfort

Por David Manuel Carracedo, cronista de Comonfort

Ignacio Gregorio Comonfort de los Ríos nació en Amozoc, Puebla en 1812, a los veinte años se alistó con Santa Ana para combatir la dictadura de Anastasio Bustamante. En 1854 secundó el Plan de Ayutla y, cuando don Juan Álvarez asumió la presidencia fue nombrado ministro de Guerra, a la renuncia de Álvarez, Comonfort quedó como presidente interino, cargo que desempeño de diciembre de 1855 a noviembre de 1857. El primero de enero de 1857 es electo presidente. Aunque era un hombre de extracción liberal, pretendió gobernar conciliando los intereses de su partido con los conservadores, ello lo llevó al extremo de adherirse al plan de Tacubaya promovido por Félix Zuloaga, donde se desconocía la constitución de 1857, este hecho trascendió como un autogolpe de Estado y una auténtica traición a los liberales. Comonfort abandonó el país en 1858, regresó años más tarde y fue rehabilitado por Juárez para enfrentar la intervención francesa, nombrándolo ministro de Guerra en octubre de 1863.
 En trayecto de San Luis Potosí a la Ciudad de México, Ignacio Comonfort pasó por Chamacuero el día 13 de noviembre de 1863, fue atendido por el Jefe Político Ignacio Bernal quien le advirtió que en las cercanías del poblado de San Juan de la Vega eran frecuentes los asaltos de una gavilla de bandoleros de la zona. Comonfort no hizo caso a la recomendación, pero el jefe político de Chamacuero envió con él dos acompañantes. En las cercanías del Molino de Soria, la comitiva fue atacada y, aunque los asaltantes no los superaban en número, al tomarlos por sorpresa pudieron acabar con la escolta sin dificultad; Comonfort, con el ánimo conciliador que le caracterizó, quiso dialogar con los asaltantes y fue muerto, de una lanzada en el pecho, por el jefe de la gavilla. La misma suerte corrieron los chamacuerenses que lo acompañaban. Los asaltantes tomaron todo lo que consideraron de valor y huyeron. Al saberse la noticia, el jefe político fue a recoger los cadáveres, el cuerpo del Ministro de Guerra fue velado en Chamacuero esa noche y enviado a la ciudad de México por solicitud de su  madre.

Llamamos a este artículo el funesto paso de Ignacio Comonfort por una doble razón, su paso por Chamacuero fue, evidentemente, funesto para él, pero fue funesto para nuestro pueblo pues, hasta la fecha lleva su nombre a manera de homenaje, cuando el general Comonfort no tuvo más relación con este pueblo que haber encontrado la muerte en su territorio.
En1874, el todavía jefe político, Ignacio Bernal promovió que San Francisco Chamacuero fuese llamado Chamacuero de Comonfort, en honor al general asesinado once años antes en las inmediaciones del municipio. En 1934, en con motivo de un laicismo mal entendido, el gobierno estatal reforma el nombre de algunos municipios y Chamacuero de Comonfort acaba por llamarse simplemente Comonfort.
No es nuestra intención, en modo alguno, denostar la memoria de Ignacio Comonfort, ni siquiera la de juzgar su papel histórico como militar o político. Nuestro gran cuestionamiento y mayúscula inconformidad radica en el hecho de que nuestro municipio y nuestra población deban llevar el nombre de un personaje por demás gris, tibio, de méritos y aciertos que compiten por igual con sus defectos y errores. No imagino que llevó a Ignacio Bernal a semejante propuesta, quizá fue una maniobra política para congraciarse con alguien o para llamar la atención sobre su persona. Si analizamos otros sucesos semejantes, notaremos que Tlaxcalantongo no se llama Venustiano Carranza; Chinameca no se llama Emiliano Zapata; ni Tepeji Melchor Ocampo; Huixquilucan Santos Degollado, Cuajimalpa Leandro Valle, etc, etc. Siendo imparciales, San Cristóbal Ecatepec sí se llama San Cristobal Ecatepec de Morelos y Cuilapan se llama Cuilapan de Guerrero, pero entre el generalísimo Morelos y don Vicente Guerrero hay un abismo con relación a Ignacio Comonfort. Además, dichos poblados no substituyeron su nombre por el del prócer, lo complementaron. Nuestro desencanto sería mucho menor si nuestro municipio se siguiera llamando Chamacuero de Comonfort, pues para todos nosotros sería Chamacuero y el general poblano figuraría, si acaso, en los documentos oficiales. Pero mucho más allá de estos supuestos, preferimos que este lugar lleve el nombre con el que los purépechas lo refundaron en el siglo XIV y con el que se le conoció durante seiscientos cincuenta años. También preferimos que se le rinda homenaje al Dr. José María Luis Mora, nacido en esta población y, en honor a la verdad, con méritos muy superiores a los de Ignacio Comonfort. Sí, Chamacuero de José María Luis Mora, es debe ser el nombre de nuestro municipio.







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