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Don Francisco Mota Olmos

Por Luis Felipe Rodríguez

Don Pancho Mota Olmos
Sanmiguelenses en el lienzo del ayer, Francisco Mota Olmos tiene lugar preponderante. Hombre parco, serio, no afecto a las lisonjas. Se refiere a las personas con respeto pero no escatima reproches cuando considera que las decisiones tomadas dañaron a alguien. Atiende a un cliente y, al terminar, me concede los minutos acordados. Se reclina en su sillón Y con paciencia responde a las preguntas objeto de nuestra charla. En la Historia de San Miguel es respetado como orfebre y es apreciado músico. Han salido de su taller verdaderas joyas, sobre todo de uso religioso y de su sensibilidad musical inolvidables veladas Para tantos y tantos amantes de la música. 
Ocurrimos a él porque es integrante de la esa selecta legión de gente que conoció la ciudad cuando la mancha urbana era del portón al parque y de la Ermita al puente de Guanajuato. Perteneció a la banda municipal cuando, en 1945, era dirigida por don Benjamín Trejo y alegraba las noches dominicales en el kiosco del Jardín, en el los actos cívicos, en las corridas de toros y en algunas actuaciones en el parque "Benito Juárez". El solfeo lo aprendió de don Mauricio, el organista del Templo parroquial lo que le permitió participar en el coro en los festejos del IV Centenario.
Muchos recuerdan todavía aquella Banda Municipal donde tocaban los hermanos Montes, don Teófilo y don Eduardo, los López: Andrés y Francisco, en La Batería al "Cachetes"; a don Paulino, el peluquero, etc. Aquella banda que arrancaba suspiros a los adultos que, sentados en las bancas cuidaban a sus "niñas", que detenía el lento paso de los jóvenes “pollos” que así trataban de detener el tiempo y giraban en el jardín en un sentido mientras las jovencitas lo hacían en la dirección contraria. Aquella banda... Aquella.
Don Pancho formó parte de aquella banda, la que al dejarla, la integraban: Genaro Ramírez, Benjamín Trejo, Arnulfo, Francisco Mota, Sergio Trejo, Basilio Mata, Teófilo Montes, Rodolfo Gómez, Anselmo Aguascalientes, Blas Mota, Andrés López, Chon Gómez, Antonio Vázquez, Benjamín Mata, Chon Vázquez, Refugio Lara, Pancho Muñoz y José "El Colorado", entonces se tocaban Piezas Clásicas, valses, etc. como muchas veces, el pago era simbólico pero a por ellos les gustaba la música y dejaban para segundo término la cuestión financiera. Salieron con éxito a los municipios cercanos. Teníamos una banda municipal digna. Despues siguieron las serenatas con la banda "La Amistad" música más popular, y despues metieron bandas de las comunidades hasta que, finalmente, eliminaron las serenatas.
Cuando se tiene vocación no se puede vivir una pasión oculta, dice, por lo que su inquietud musical le llevo en 1955 a formar la orquesta “Saboya” por lo que fue necesario comprar Instrumentos para orquesta pues sólo tenían de banda, se fueron a México y compraron saxofones, batería, guitarra eléctrica, etc. Aun incompleta, la primera actuación fue en la boda de doña Meche, la hija de don Miguel Herrera, que reina de las fiestas patrias y regionales y él fue presidente municipal. Esa noche tocaron solo: Benjamín Trejo, Cosme Sánchez, Chon Vázquez y Francisco Mota. Cuando ya se completó su integración, la orquesta la formaban: 4 Saxofones, 4 trombones, 3 trompetas, bajo, guitarra, batería y tumbas; eran 12 o 13 Integrantes, con ella salieron a muchos lugares. Algo anecdótico es que todos sabían nota menos Antonio Zárate pero lo suplía con buen oído, el formó parte de la orquesta en un principio tocando el contrabajo.
Sus Integrantes fueron: en los saxofones: Cosme Sánchez, Francisco Mota, Refugio Lara y Ascensión Vázquez; trompetas: Sergio Trejo, Rafael Rosas, Rubén Trejo; trombones: Teófilo Montes y Anselmo Aguascalientes; Tumbas: Rodolfo Gómez y en la Guitarra Eléctrica: Antonio Cervantes, que combinaba la música con su peluquería de la calle de Loreto. Varios recuerdan su entusiasta participación en el 2º. Aniversario de la XESQ en El Pequeño Teatro Estudio que habia cuando los locutores eran Miguel Olvera, Chente Nava, Paz Cuéllar, José Luis Almada, Ángel Olvera y Raúl Rosales.
En ese tiempo las fiestas eran en el Sindicato y las de gala en el Frontón. Las mejores orquestas de México vinieron a San Miguel y alternaron con el Conjunto "Allende". Era el tiempo de oro de las campañas para la reina de las fiestas patrias y regionales. Se formaban comités fuertes que competían duro desde de dos o tres Meses antes. Nuestro entrevistado también participó cuando fue candidata Ramona Tejeda, El día de su santo se dieron el lujo de traerle a la orquesta de Carlos Campos que estaba en su mero apogeo y alternó con el Conjunto "Allende". El maestro Carlos Campos cobraba $ 30.000 por actuación pero por la intervención de Pedro Montes, que tocaba ahí, vino y cobró sólo $ 20,000. El baile fue en el Instituto Allende trajeron todo de Celaya: sillas, mesas, todo, se pusieron mesas en la Pérgola. Fue todo un éxito. Se llenó. Sin embargo, no ganó, quien quedó en esa ocasión fue Gloria Rodríguez Navarrete. La fiesta se hizo en la quinta "Santa Mónica". Eran otros tiempos. Muy bonitos tiempos. Ahora no tiene chiste, se elige a alguien y ya. No tiene chiste.
En aquellos ayeres, para la fiesta, llegaban los sanmiguelenses que Vivian en México, entraban en peregrinación a la Parroquia. Llevaban sus flores su cera. Habia mucho trabajador textil. En ese tiempo nos conocíamos todos. Que "faltan los parientes de don Casimiro Gómez", que "ya llegaron", que "falta fulano", se juntaba toda esa palomilla que andaba ausente, no eran todos, siempre faltaba alguno pero se juntaban unos cien. Había una sensible nostalgia por la pequeña patria, por la familia, por "su San Miguel", esa añoranza los traía de vuelta.
Detrás de su escritorio don Pancho dibuja una sonrisa y sigue: -los obreros hacían unas muy buenas corridas, la Alborada, en donde participaban los rieleros; los obreros siempre traían música para la fiesta. Pero, desgraciadamente, la fábrica fue decayendo. La última música que hubo la trajo Refugio Lara,-nosotros duramos trayendo la música más de 25 años, éramos un grupo pequeño, no más de veinte. Poníamos un tapanco junto a aquel pino altote que estaba en el Jardín. Traíamos bandas que tocaban viernes, sábado y domingo. Los hospedábamos en Santa Ana. Conseguíamos cocineras para qué les prepararan sus alimentos. Comprábamos alteros de petates. 


Cerramos el libro de la nostalgia y abrimos el de la Historia. -en el 67 la orquesta "Savoy" se terminó y entonces hicimos un grupo de familia -agrega don Pancho- ,-éramos siete de familia, el cantante era Galo, de Orduña , y en la guitarra estaba Javier Palacios, muy bueno. Con ese grupo, el "Orfeo Brass", nos dimos vuelo. Originalmente se llamó "Los Astros". Yo tenía un camioncito. En él, fuimos a todas partes de Guanajuato y Querétaro, todo Michoacán: Apatzingán, Playa Azul, Lázaro Cárdenas, por el lado de San Luis Potosí: Tamasopo, Río Verde, Cd Valles, Cerritos, etc llegamos a Tampico, en fin, nos dimos gusto, ahí sí que fuimos de Costa a Costa.
En ese tiempo estaban de moda los "Babys", Los "Valarúes", los "Aragón", Los "Pentágonos", en Michoacán mandaban la orquesta de Manuel Rascón y los "Hermanos de la hoja". Para Salvatierra habia "Santo Tomás" y "San Nicolás", en Salamanca también habia Grupos Buenos. El Orfeo Brass tuvo mucho éxito porque incorporaron un representante profesional que estaba al pendiente de las fiestas para colocarlos pues eran muy solicitados. Si bien su calidad era plenamente demostrada en cada actuación los ambientes no eran siempre los más deseables en una fiesta. Don Pancho relata así una de sus aventuras: -fuimos a la Huracana, Mich El baile era en La Presidencia. Habia cervezas en muchas hieleras cuando llegamos. Los tapancos preparados, las luces encendidas, pero desierto el pueblo. Se nos hizo raro. Anduve viendo que pasó y en un cuarto grande, yo creo que era parte de la presidencia, estaban 4 ó 5 cuerpos llenos de sangre. Salio el presidente y me dijo -vete, porque no tardan en volver. Ahorita se acaban de agarrar las bandas de mariguaneros y mira, y entonces vi la camioneta que estaba afuera, como un cedazo. Seguramente de los ahí bajado habían. Así que nos devolvimos a las casas. Otra vez, en Tinganbato, a las orillas del Lago de Chapala fuimos contratados. Ocho días antes habia tocado la Banda de Salvatierra y su director me dijo -oye no vayas ahí, fíjate que la cosa se puso muy grave y mataron al cantante de la orquesta que alternó con nosotros nada más porque no se supo una canción que le pedían. Yo le contesté -mira, ya firmé, no puedo dejar de ir. -Yo te aconsejo Que te rajes -insistió, lo más que te pueden hacer es demandarte por sus gastos. No, si fuimos; estaba lleno de judiciales y el baile en se desarrolló en paz. Pero, si, fue bueno el susto.
El "Orfeo Brass" tenía prestigio por su gran calidad. Sus integrantes todos eran músicos reconocidos y alternaron con excelentes orquestas y grupos de moda entonces. En Tamasopo les toco alternar con la orquesta de los Petroleros de Ébano. Una Señora orquesta, un orquestón. Su director era de León, Gto. Era exclusiva para los jefes de los petroleros. Ahí sí habia dinero pues por acá practicar la música era más placer que negocio. Como se cobraba poco la ganancia estaba en que, por ejemplo se tocaban en Playa Azul, terminando los contrataban para Lázaro Cárdenas, ahí, para San José Purúa, etc y así combinaban varios lugares y convenía la salida. 
La última actuación del "Orfeo Brass" fue en el Real de Minas de aquí de San Miguel con motivo de los 50 años de mis suegros: don Pancho Téllez y doña Cristina Muñoz, en octubre de 1995 y quienes en el pasado octubre siguen cumpliendo años pues ya tienen en su haber 72 de matriamolados como diría PPKBzón.
Vaya esta añoranza para agradecer a don Pancho Mota los minutos que nos regaló y al "Orfeo Brass" por las miles de horas que perfumaron el ambiente con sus arpegios llevando por tantos lugares el nombre de San Miguel de Allende; ese grupo estaba Integrado por: César, saxofón alto, Víctor, la trompeta; Humberto , el Teclado, Gustavo, La Batería, don Pancho, el saxofón tenor; Blas, el contrabajo; Todos Ellos de la familia Mota, además de Javier Palacios, en la guitarra y Galo de vocalista; tenían una voz femenina, Lupita Cuéllar, Desgraciadamente murió en un accidente Por el rumbo de San Juan del Río. A todos ellos gracias por alegrarnos así la existencia.

A Todos: Gracias Por Siempre.


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