LA BELLEZA DE LA SENCILLEZ (II y última parte)
LA BELLEZA DE LA SENCILLEZ
(O EL VERBO DE BERENICE FLORES)
(II y última parte)
El suyo no es un adjetivo
ampuloso, un verbo grandilocuente, una construcción sintáctica llena de
artificios. No, Berenice sin dejar de ser profunda, apuesta por la simplicidad
que es la manera natural de expresarse de la inteligencia, la reflexión
filosófica, la apuesta metafísica.
Aquí otras muestras del genio,
ingenio, talante y talento de Berenice Flores:
EN EL INTERIOR
No hay años ni números,
Emerge de la nada
Es manantial de vida, es pensamiento,
Es encontrarse,
No tiene rostro, vive
Es tierra que pisa fuerte
Que eleva al sentimiento,
Es ave de los cuatro vientos.
ASÍ, ASÍ ES EL AMOR
Es canto
Es cara ahora tiene rostro
No existen palabras
Es esperanza que parte de la nada
Es huella, corazón sin habla
Es paciencia, es camino
No hay límite; es como
La fresca mañana.
Así, así es el amor.
Es cara ahora tiene rostro
No existen palabras
Es esperanza que parte de la nada
Es huella, corazón sin habla
Es paciencia, es camino
No hay límite; es como
La fresca mañana.
Así, así es el amor.
Dícese que los años cobran sus propias heridas.
Al olvido solo quedan recuerdos dulces vivencias del alma en el fascinante
mundo de tu historia.
En el vacío vacilante del sonido, encierra la historia de un pueblo olvidado, arrecia un hecho extraordinario cual paso del tiempo gigante borro.
Solo existe la clave, la historia cual arrugado y viejo personaje el cielo lo tomó.
Arrecian gotas de lluvia, se confunden en el vacío, más vacilan cual esperanza destierra sus amoríos vividos al encuentro casual del viejo almacén, repleto de recuerdos más el solo y callado entristeció, no habló
Mi elegante caballero sabio de razón poeta de clase así nació, iluminó mi vida el porqué de la razón.
Él es mi viejo, él es mi padre con un gran corazón.
En el vacío vacilante del sonido, encierra la historia de un pueblo olvidado, arrecia un hecho extraordinario cual paso del tiempo gigante borro.
Solo existe la clave, la historia cual arrugado y viejo personaje el cielo lo tomó.
Arrecian gotas de lluvia, se confunden en el vacío, más vacilan cual esperanza destierra sus amoríos vividos al encuentro casual del viejo almacén, repleto de recuerdos más el solo y callado entristeció, no habló
Mi elegante caballero sabio de razón poeta de clase así nació, iluminó mi vida el porqué de la razón.
Él es mi viejo, él es mi padre con un gran corazón.
Marzo 2015
EN EL INTERIOR
No hay años, ni números,
Emerge de la nada
Es manantial de vida,
Es pensamiento,
Es encontrarse,
No tiene rostro, vive
Es tierra que pisa fuerte, que eleva al sentimiento
Es aire de los cuatro vientos,
Es canto
Es cara, ahora tiene rostro,
No existen palabras
Es esperanza que parte de la nada,
Es huella, corazón sin habla
Es paciencia, es camino, no hay límite
Es como la fresca mañana.
Así, así es el amor
MAYO 2016
No hay años, ni números,
Emerge de la nada
Es manantial de vida,
Es pensamiento,
Es encontrarse,
No tiene rostro, vive
Es tierra que pisa fuerte, que eleva al sentimiento
Es aire de los cuatro vientos,
Es canto
Es cara, ahora tiene rostro,
No existen palabras
Es esperanza que parte de la nada,
Es huella, corazón sin habla
Es paciencia, es camino, no hay límite
Es como la fresca mañana.
Así, así es el amor
MAYO 2016
¡JUGLARES EN CELAYA¡
Lejos del anacronismo, los juglares, esos peregrinos de la palabra
que iban de plaza en plaza y de pueblo en pueblo contando venturas y
desventuras en la Europa de la Edad Media, viven, son actuales; acaso mutaron
de ropajes, geografías, circunstancias. Su habla tiene nuevos giros, pero ellos
viven, sobreviven y ahora han tomado por asalto Celaya. Hombres, mujeres,
niños, ancianos, nobles, villanos, llegado de la geografía local, aterrizados
desde otros mares y cielos, fuera de la patria, nos regalarán sus “Palabras al viento” a
partir de este 22 de mayo y hasta
el 28 del mismo mes
¿Sus escenarios? La sombra de un mezquite
fundacional, el patio de una escuela de educación básica, plazas, teatros,
jardines, donde una bandada de pájaros azules surcará el cielo de estas
tierras. Con las aves, la jauría rabiosa
de una organizada retahíla de palabras, el cabalgar acompasado de jacas
vestidas de verbos, sustantivos y adjetivos.
¿Los impulsores de esta banda de
narradores? Laura y Violeta Casillas, Walter Ovando, generales de un ejército de memoriosos quienes desde hace ocho años, apuestan porque la palabra tome por
asalto todo espacio humano y dicte las coordenadas de un mundo mucho más
vivible.
En Celaya, una vez más “Palabras
al Viento”
Celaya cuenta cuentos, cuentos
celestiales, cotidianos, carroñeros, concomitantes, casuales, colosales,
colorados, calumniosos, contaminantes, catastróficos.
Con cautela, cariño,
condescendencia: ¡Celaya, cuenta cuentos¡
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