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LA FIESTA DE SAN MIGUEL




Por:
Luis Felipe Rodríguez


Don Félix Luna, heredero de familia indígena cuenta sus remembranzas en su libro de Memorias, dice que la festividad de San Miguel tenía un radio de acción que abarcaba por el norte hasta San Luis de la Paz, Santa Catarina, Xichú, Victoria y Tierra Blanca, por el oriente hasta Querétaro. Por el poniente llegaban de Guanajuato, San Francisco del Rincón, León y Purísima; del sur llegaban de Comonfort, Villagrán, Irapuato, Cortázar y Juventino Rosas. Se quedaban en la capilla de Señor San Miguel que estaba en el barrio de las Cachinches y que ya no existe (quedó dentro de una casa particular). Los danzantes de San Miguel salían a darles la bienvenida (encuentro) a la salida a Celaya más o menos a la altura del panteón (que es muy posterior).

El traje antiguo de los danzantes concheros era una nagüilla larga, de tela como de cuero muy delgadito, que tenía pintados alrededor unos indígenas bailando con su concha, una cruz, en el centro, grecas y pajaritos: llevaban una capita con la Santa Cruz, decorada con lentejuela y un paño rojo amarrado, camisa blanca y penacho con espejitos alrededor y plumas de chinito –como les decía la gente de San Miguel, de gallina, amarradas a unos cinchos. En el centro ponían una virgen de Guadalupe o la Santa Cruz, adornada con muchos hilitos de papelillo muy brillante, que ahora hacen de plástico, hoy la mayoría usan trajes aztecas y pocos traen conchas.

La comunidad de La Cieneguita se traslada al Puerto de Calderón donde se le hace una velación a la Santa Cruz, al día siguiente se iban a San Miguel donde se le hacía una velación en Las Cuevitas. Se recorren las comunidades de Tirado, Guerrero y San Miguel Viejo y dos días antes de la fiesta regresaban a La Cieneguita, ahí se presenciaba el sacrificio de los bueyes.

La gente salía de Guerrero y en el camino se les unían los súchiles de otras comunidades, se encuentran con los de La Cieneguita y se llegaba a la Cruz del Cuarto (a la mitad de la Calzada de la estación de los FFCC) ahí se sahúman las cruces, se piden perdón de las ofensas y afrentas. Entonces se hacía una sola danza y en el centro dejan las cruces e imágenes. Se adelantaban las cruces hasta el puente de Guanajuato donde se hacen limpias. Se nombran los capitanes de marcha y se inicia la entrada a la ciudad.

Entran en el orden acordado, presiden los capitanes generales con sus alféreces detrás, llevan su bandera y estandarte; tras ellos la tres cruces: la de Puerto de Calderón, la de Guerrero y la de los Luna, después una danza y un súchil. Las cruces requerían montarse sobre tarimas y poco a poco dejó de hacerse por lo pesado y falta de cargadores.

Al llegar al centro los capitanes generales llevaban comida a los presos mientras que el resto de la comitiva daba tres vueltas al jardín. Los danzantes de San Miguel formaban una sola danza y se agregaban las foráneas en forma individual. A la tercera vuelta salían los capitanes y llevaban los súchiles al atrio parroquial. Llevaban también uno al Chorro, uno al Oratorio, otro al Calvario y uno más a San Antonio. Las cruces no entraban a la parroquia, las llevaban a sus mesas. La de Calderón a las Cuevitas donde se le hacía su velación el domingo. El lunes eran llevadas a la parroquia para las vigilias y los responsos. Al día siguiente eran regresadas a sus capillas.

Antes de que estuviera el jardín era la plaza mayor y en ella bailaban. Los puestos estaban alrededor. Los 15 días anteriores había en ese lugar corridas de toros para los nturales. El día de la fiesta la corrida se dejaba a los catrines. La Plaza de toros era arreglada con papel de china y ramas y se le hacía un palco especial a la imagen de San Miguel para que presenciara la corrida. La imagen era trasladada por el cabildo de la parroquia a la plaza. Cuando ya no se hizo la corrida porque la madera se utilizó en los andamios de las torres se sustituyó por un castillo de cohetes, costumbre que persiste.

Hasta el Cuarto Centenario las fiestas de San Miguel Arcángel eran organizadas y costeadas por las comunidades. En esa ocasión un grupo de personas acaudaladas formaron un patronato que cubrió los gastos de los castillos, danzas y demás. A partir de entonces la presidencia cubría los gastos, apoyos que no eran distribuidos también a las danzas foráneas que por devoción venían y poco a poco fue decayendo su participación y, por el interés del apoyo, fueron surgiendo otras locales.

En los 450 años se renovó el bendito que se realizaba el sábado siguiente a la fiesta. El padre Alfaro reunía a las comunidades y rezaban el viacrucis, en cada hornacina dejaban flores u hortalizas. Entonces los sacerdotes iban a las huertas a bendecir las huertas antes de la recolección de frutos y las primicias eran llevadas a la parroquia.


A partir de 1985 se recobró la tradición perdida de sacar en procesión al patrono de la ciudad que es llevado por las diferentes calles del centro y al terminar, antes de entrar, los fieles acostumbran pasar bajo la capa de la imagen. Al mediodía sale de la parroquia y visita los templos de Las Monjas, Santa Ana, el Oratorio y San Francisco. Por su parte los indígenas van a dar gracias a sus ánimas al panteón de San Juan de Dios por haberles dado permiso de celebrar un año más la Fiesta de su Santo Patrono, Señor San Miguel.

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