SANTA CRUZ DEL VALLE DEL MAIZ
Por Luis Felipe Rodríguez
En mayo, San Miguel de Allende es todo el mes, una sola
fiesta. Todos los días en uno o varios lugares se está festejando al principal
símbolo del cristianismo: La Santa Cruz, misas, rezos, peregrinaciones,
velaciones, semanas culturales, carreras, semanas culturales, etc. Por supuesto
que los días en que más se nota es en los fines de semana cuando las
actividades de cada sitio llegan a su culminación. Pero esos fines de semana
llegan a su culmen en un solo sitio: el Barrio del Valle del Maíz. Caminarlo es
regresar al pasado. Ciertamente las fachadas son actuales pero esa traza de
barrio viejo, de barrio original es único. Hace años su superficie abarcaba el
cerro de Moctezuma y su ladera norte hasta donde empieza el Barrio de la
Palmita, por el norte hasta donde empieza el Chorro y por el poniente hasta el,
también antiquísimo barrio del Ojo de Agua.
Hoy en día ha sido acotado por
todas partes merced al crecimiento urbano, pero los vecinos de Astilleros,
Esperanza, la Luz, que quedaron arriba de la carretera se saben del Valle,
desde luego deambular por las irregulares vialidades como El Arenal, Zapote, de
la Rivera, de la Santa Cruz, Camino Real de Xichú, etc. ni dudar son de este
barrio. Están secularmente unidos y responden a esa voz de los ancianos que les
enseñaron a respetar y defender su nueva creencia. Hoy siguen unidos pese a la
fístula que representa el libramiento del Caracol. Los mayores recuerdan con
nostalgia aquellas yuntas que, engalanadas, lucían orgullos los agricultores pues
las adornaban con lo mejor de sus cosechas y todo ese adorno era una ofrenda a
la Santa Cruz, esas “reliquias” eran después repartidas entre las personas que
asistían a la celebración.
Para don Félix Luna el primer barrio es el Chorro y luego el
de Guadiana. Por su parte don Cornelio López considera que el primer barrio en el
nuevo San Miguel fue el barrio de la Santa Vera-Cruz Vieja, allá por el rumbo
del barrio del Tecolote, el actual San José de la Montaña. Muy cerca de ahí, a
la entrada oriental de la villa se levantó la Santa Cruz del Buen Viaje. Ahí
los caminantes se encomendaban a Dios al emprender su marcha o en donde daban
gracias por llegar a su destino “sanos y salvos”.
De igual forma, se discute sobre dónde le levantó la misión
al cambiarse de San Miguel Viejo al nuevo sitio elegido. Se escuchan argumentos
a favor y en contra. Si verdaderamente estuvo en el Chorro no existen muchas
evidencias pero lo que se conoció como la Misión fue el templo de San Rafael
hoy conocido como la Santa Escuela y anteriormente como parroquia vieja por
haber sido el templo que como tal sirvió a la comunidad cuando don Vasco de
Quiroga, primer obispo de Michoacán la erigió en 1564.
Frente a la Misión se levantó la “Cruz del humilladero, en
donde los fieles se despojaban de sus sombreros, inclinando la frente o se
postraban de rodillas para orar frente a la Santa Cruz que abría sus brazos a
la mitad del atrio que con el tiempo sirvió de cementerio y en el siglo XVIII
pasó a ser el centro de la villa al cambiarse a este sitio las autoridades
civiles al lugar que hoy ocupa el histórico edificio de la Presidencia
Municipal, hay que considerar que el edificio a la salida hacia Querétaro es la
Unidad Administrativa.
Ciertamente la buena fortuna de la villa fue el ser un sitio
estratégico para protección y descanso de los viajeros que se aventuraban en el
Camino de Tierra Adentro o Camino de la Plata porque el olor al rico metálico y
las mercancías que circulaban por él eran una tentación para forajidos que no
tenían empacho para arriesgarse por un buen botín. A grandes males, grandes
remedios, reza el popular refrán y los métodos que utilizaba la famosa Acordada
no eran muy consecuentes por lo que a la vera de los caminos reales se
levantaron las célebres Cruces del Cuarto. Dice don Cornelio: lugares macabros,
en donde se fijaba alguna parte del cuerpo del ajusticiado, que podía ser, la
cabeza, un pie, o el brazo completo. En este barrio encontramos: la Santa Cruz del
Valle del Maíz, la Santa Cruz Peregrina, la Santa Cruz del Calvario, la Santa
Cruz del Cuarto, la Santa Cruz de las Ánimas y la Santa Cruz del Cementerio.
No sólo en este barrio se tiene esta devoción por el Santa
Madero. Aunque cada día la ciudad crece en la altura de sus pisos y terrazas el
remate de sus torres sigue siendo la figura dominante de la ciudad. Exornan
también las cruces hornacinas, las esquinas. Sólo encontraremos diferencias en
aquellos edificios de las familias de abolengo en donde se distingue la Cruz de
Lorena de doble brazos y con flores de liz en los extremos. Los cerros no son
la excepción y el cerro de San Judas es el principal, conocido por los
indígenas como cerro de Moctezuma y en la actualidad como cerro de las Tres
Cruces. Se dice que ahí se levantó este símbolo por recomendaciones de los
padres jesuitas que, procedentes de San Luis de la Paz iban camino al destierro
en 1867. Para recibir el nuevo siglo (XX), a iniciativa del R.P. Fr. José Sánchez
Primo de la Orden de Frailes Menores, quedó como vigilante de la ciudad la Santa
Cruz del Pueblo. Por el poniente en la loma, arriba del arroyo de las Cachinches,
se construyó y bendijo por el capellán de San Juan de Dios, un pequeño
montículo levantando a la Santa Cruz. En torno a ella nació y creció la actual
colonia de San Rafael y el pequeño montículo lo han convertido sus vecinos en
la bella capilla de la Santa Cruz. Por el lado norte, en la denominada loma
alta, por el camino hacia Dolores Hidalgo se levanta en forma similar primero
de manera muy sencilla y hoy una pequeña capilla de sabrosa historia, la Cruz
del Perdón.
La tradición inveterada es que este mes dedicado a la
veneración de la Santa Cruz culmine en el Barrio del Valle del Maíz. Este año
se ha iniciado desde el miércoles 17 con rezo, velación, danzas y mucha fiesta.
El jueves se inició la novena que terminará con el tiempo suficiente para
cerrar todas las festividades. Francisco Agustín González, primer mayordomo,
Lorena Gallegos Herrera, tercera Mayordoma y María Bárcenas, la quinta
mayordoma del templo de la Santa Cruz del Valle del Maíz nos relatan que la actual
sacristía del lugar es el sitio donde desde muchísimos años se inició el culto.
Pese a su juventud no se sienten débiles de tener sobre sus hombros la
organización de esta festividad pues, dicen, todos los vecinos están unidos y sus
familiares siguen apoyando muy de cerca la labor de ellos pues, menciona el
primer mayordomo, su papa es el encargado de la música de viento y del
coloquio, su tía Ana María es la encargada de la danza de Sonaja y así muchos
más. Actualmente esta pequeña capilla sirve para pedir los “permisos” para
realizar las obligaciones que conlleva su cargo para cumplir la “palabra” a
cabo en esto y varias otras celebraciones que llevan a cabo en el barrio. El
templo actual, contiguo al primero es de mayor capacidad y un poco más al norte
se encuentran unos salones que la comunidad utiliza como de usos múltiples. Ahí
se llevan a cabo la velación, la recepción de las comunidades, etc.
Todas las obras que se realizan se llevan a cabo con el
consentimiento y la colaboración de todos los vecinos. En ello han demostrado
siempre una gran unidad particularmente en la defensa de sus costumbres y
tradiciones. Pues si bien varios de los actuales vecinos no pertenecen a las
familias originales e incluso varios de ellos son extranjeros se han tenido que
adaptar, como debe de ser, a las costumbres de este icónico lugar donde las
tradiciones hunden muy profundo sus raíces.
En esta ocasión, como en los últimos años hay una semana
cultural en donde cada día habrá grupos de música diferentes para todos los gustos.
El jueves es la entrada de la cera y el homenaje de Guillermo Velázquez y sus
“Leones de la Sierra” a la Santa Cruz, la agilidad y profundidad de sus décimas
es uno de los grandes atractivos para los cientos de vecinos y los muchísimos
asistentes a ésta, la fiesta grande a la Santa Cruz; el viernes es el ensaye
real (la entrada de todas las danzas), a recoger la pólvora, la flor, la cera;
el sábado las tradicionales “guerritas”, el levantamiento del crucero (súchil);
el domingo el recorrido (convite), desde luego además de estos actos
extralitúrgicos también están los actos litúrgicos como: la eucaristía, el rosario,
el “corpitos”. La fiesta es completa, por ello tan numerosa la gente de otros
barrios que con su fe y devoción da fuerza y colorido a esta conmemoración.
Las “guerritas” es la representación del choque entre los
conquistadores y los indígenas chichimecas de estos lugares. Algunos van
vestidos de franceses y otros de chichimecas. Ahora se hacen en el
estacionamiento de la placita por el escaso espacio que tienen ya en el barrio.
En este momento hay ahí como diez danzas a esas se les agregan más o menos
quince más que van de otros lugares por devoción a la Santa Cruz. El final de
fiesta es el coloquio: “El tesoro escondido” y los fuegos artificiales. La
fiesta final de la Santa Cruz ya viene. Nos vemos en el Valle del Maíz.
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