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Padre Alfaro




Por Luis Felipe Rodríguez


San Miguel de Allende fue nombrada como Patrimonio Cultural de la Humanidad después de no pocas dificultades. Una de ellas fue el tener en el centro de la población un edificio que rompe con todo el estilo barroco que domina las construcciones religiosas y civiles: la torre parroquial. Fue necesario entonces modificar la estrategia e intentarlo por la tradición viva que tiene  un lugar muy cercano que es un imán para miles de asistentes: el Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco y su Casa de Ejercicios. Confirmada la belleza de este monumento del arte popular y la veracidad de esa tradición que recién acaba de cumplir 250 años. Finalmente el 7 de julio de 2008 se aprobó por unanimidad el ingreso a la selecta lista como: “Villa Protectora de San Miguel el Grande y su Santuario de Jesús Nazareno”.

Luis Felipe Neri de Alfaro, constructor del Santuario de Atotonilco nació en la ciudad de México el 25 de agosto de 1709  en el seno de una familia distinguida, religiosa y piadosa y fue bautizado en el Sagrario Metropolitano el 4 de septiembre. Sus padres fueron Don Esteban Valero de Alfaro y Doña María Velázquez de Castilla. Como era natural por su nivel social recibió una sólida formación y, por el lado materno, una influencia piadosa y práctica religiosa intensa y, de igual forma, un amor a la pasión de Jesucristo, sobre todo en sacrificios y mortificaciones para desagraviar las penas sufridas por el Salvador.
Recibió el título de Bachiller en Teología en el Real y Pontificio Seminario Arquidiocesano de México, además de estudios en Filosofía y Literatura. La Dra. Clementina Díaz de Ovando al analizar la poesía de Alfaro, señala influencia de los místicos San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús y Fray Luis de León. La familia espera que se dedicase a conseguir brillante fortuna por la carrera de las letras pero, a los veinte años decide seguir a Jesús en el estado eclesiástico. Dirige entonces sus pasos a la villa de San Miguel el Grande para continuar su carrera y recibir el presbiterado en la recién fundada Congregación del Oratorio de San Felipe Neri, su santo patrono, siendo aceptado el 26 de mayo de 1730.

Luis Arana considera que hubo tres razones para que Alfaro eligiera la próspera villa guanajuatense:
·       La veneración que su madre tenía por San Felipe Neri.
·       Alejarlo de la insistencia de sus parientes para tomar otra carrera.
·       Atenderse problemas de su precaria salud.
Ante la ausencia de datos precisos de la ordenación sacerdotal, Santiago de Silva calcula que fue ordenado diácono en 1733 y ese mismo año presbítero pues el 15 de junio de ese año es nombrado prefecto de la sacristía y diputado de la congregación oratoriana. Un documento de enero de 1735 solicita ser relevado de los cargos que le han conferido para dedicarse a la conclusión de la Capilla de Nuestra Señora de la Salud. Un certificado médico de mayo de ese mismo año avala que sea relevado de varias actividades comunales por su frágil salud.
 No obstante lo anterior dedica su labor a:
·       Enseñar gramática a los niños en el Colegio de San Francisco de Sales.
·       Predicas cuaresmales calificadas como elocuentes.
·       Participación en el Vía Crucis público y el viernes santo donde cargaba una pesada cruz coronado de espinas y recibiendo fuertes azotes.
·       Fomentó la devoción del rezo del Santo Rosario en procesión pública los días 19 de cada mes.
·       Fundación de la Santa Escuela de Cristo  cuya finalidad era el culto a Jesús Nazareno, penitencial, atención de los pobres, enfermos,  y enterrar a los muertos. Estas hermandades se extendieron a las ciudades de León, San Luis de la >Paz, Dolores Hidalgo, San Luis Potosí, Aguascalientes y Zacatecas.

En la novena que el Padre Alfaro, citada por Bravo Ugarte, compuso y dedicó a su amo y patrón Jesús Nazareno, señor de Aguascalientes menciona los motivos para fundar su Santuario y continuar su labor pastoral y apostólica. Refiere que Atotonilco fue un lugar desértico que solo espinas producía materiales en nopales, huizaches, cardos, etc. sino espinas morales por los pecados que en ese erial se producían. No sólo era un sitio adecuado para la proliferación de ladrones que asaltaban a los viajeros sino también ladrones de castidad por ser un sitio apetecido por los innumerables ojos de agua termal existentes.

La ubicación de la villa al margen del camino de la plata permitió un desarrollo muy importante como proveedoras de insumos y forrajes para las minas de Guanajuato y Zacatecas. Entre las principales de esta región se encuentran La Petaca, Cieneguilla, Peña Blanca, Cañada de la Virgen que pertenecían al capitán Francisco Antonio de Lanzagorta y las de Mexiquito, Marroquín y Don Diego del también capitán Baltazar de Sautto.

Con el propósito de cambiar la suerte de esos lugares compra a Don Ignacio García la Hacienda de Atotonilco. Para darnos una idea de la importancia de esta propiedad David Brading nos informa el costo de la operación: 20,000 pesos y el Padre Alfaro construye un molino cuyo costo también fue de 20,000 lo que le permitía una producción de 120 toneladas de grano dorado, lo que le generaba 4,000 pesos anuales lo que le permitió la construcción de Saltuario, conservación y ampliación de la Casa de Ejercicios y el sustento y apoyo adicional de los ejercitantes y las obras de caridad que realizó en la misma villa.

No es el propósito de comentar aquí la obra inmensa del santuario de Jesús Nazareno sino de dar un perfil somero de la figura egregia del Padre Alfaro y su obra en general por lo que nos limitaremos en esta ocasión a enumerar algunas de las principales actividades y obras que se levantaron a iniciativa del sacerdote oratoriano.

SANTUARIO DE ATOTONILCO. Despierta admiración la contemplación de la parte material por su riqueza artística pues se observan manifestaciones: arquitectónicas, escultóricas, pictóricas y literarias. Se inicia la construcción el tres de mayo de 1740 y se termina ocho años después el domingo 20 de julio de 1748. La bendición estuvo a cargo del Señor Cura Don Juan Manuel de Villegas y correspondió el fervorín al prepósito R.P. Don Antonio Ramos de Castilla.

Terminada la parte central del Santuario inicia la construcción de las demás capillas:

Santuario de Jesús Nazareno y Camarín de los apóstoles (1740-1748), Capilla de Loreto (1754), Capilla de Belén (1759-1763), Capilla del Santo Sepulcro 1760-1763), Capilla del Santo Cenáculo y de la Soledad (1758-1759), Capilla del Ecce Homo, Capilla del Santo Rosario y su Camarín (1766), Capilla del Calvario (1774-1776) es una continuación con la del Santo Sepulcro y se funde como una sola, es la más grande de todas.

La Gloria Escondida es un sitio muy especial por su ubicación y acceso pues se encuentra en la parte superior del primero y segundo tramo y se entra por el costado norte del coro, por una pequeña puerta. Esto ha propiciado múltiples interpretaciones.

TEMPLO DE NUESTRA SEÑORA DE LA SALUD. La primera piedra se colocó hace 300 años el 8 de abril de 1717 convirtiéndose en el Oratorio Parvo. En ese momento la capilla era estrecha y techada con viguería. El P. Alfaro, recién ordenado, aprovechando la presencia en la villa del arquitecto que construyó la Santa Casa pidió permiso reedificó la capilla hasta la forma actual invirtiendo en ello parte de su patrimonio personal.

CAPILLA DEL CALVARIO. Levanta fuera de la ciudad, hacia el oriente, una capilla donde se venera la Virgen de la Soledad y que servía para que en ella terminara el Vía Crucis público durante los viernes de cuaresma.

TEMPLO DE SAN RAFAEL. Conocido como Templo de la Fundación o Parroquia vieja, en 1742 es ampliado para que sea la sede de la Hermandad de La Santa Escuela de Cristo. Adornándola con imágenes como Nuestro Padre Jesús, el Señor del Pretorio y varias pinturas más.

Los ejercicios espirituales tienen como antecedente los ignacianos. Se inician el 12 de julio de 1765. Para solventar los gastos de la Casa de Ejercicios y continuar con la obra planeada, en febrero de 1753 testó en favor de mi “Divino y Soberano Señor Jesús Nuestro, mi Amo Santísimo donando así todos cuantos bienes inmuebles y raíces que se ha servido su Divina Majestad darme. Para cuestiones terrenales más ingentes dejó como albacea al Sr. D. Francisco José de Landeta, quien moriría antes que el padre Alfaro y ante esto nombra nuevo albacea a D. Mariano Loreto de la Canal.
En virtud de la fama de santidad en que murió el Padre Alfaro, así como por los innumerables favores divinos que por su intercesión se han recibido, el Señor Obispo Diez de Sollano, inició los trámites en pro de la santificación del Siervo de Dios, Luis Felipe Neri de Alfaro. En 1869 se hizo la solicitud en Roma. En el Summarium en 1880 obran declaraciones de 83 testigos interrogados. Sin una respuesta positiva el Dr. Emeterio Valverde y Téllez Obispo de León comisionó al señor cura José Mercadillo para proseguir dicha causa.

La Hacienda de Atotonilco tenía una extensión de 1884 Ha. De las cuales sólo conserva actualmente: 3 has., 58 a. y 37 c que se salvaron del despojo. La tradición oral recoge muchos momentos de la vida del P. Alfaro y después de ella durante el desarrollo de las tandas de ejercitantes. Igualmente se conoce que dormía dentro de un féretro en los recovecos que existen atrás de los altares, es común repetir su expresión de: ¡se me pudrieron tres chalupas! (ataúdes). Dentro de los sacrificios que hacía el viernes santo durante el Paso del Sacerdote se sabe que escondía laminas agujereadas para lastimarse en el momento de representar en vivo las Tres Caídas, conservando su confesión de: ¡muero tres veces durante las tres caídas!. Su vida de sacrificio fue premiada llevándoselo el viernes 22 de marzo de 1776, el Viernes Santo de hace 239 años. Sus restos descansan en uno de los muros del presbiterio de dicho Santuario.


¡Pasto y Pastor! ¡Qué raro ofrecimiento
el cielo te presenta, oh peregrino!
¡Pasto y Pastor! Dichoso tu destino
si sabes apreciar tal llamamiento.
Pasto y Pastor a un tiempo: ¡Qué portento!
Divino el Pasto, el Pastor Divino.
Con tal Pastor, ¿quién perderá el camino?
Con Pasto tal, ¿quién perderá el aliento?
Mi Pasto y mi pastor sois, Jesús mío;
Que si así vuestra palabra me lo advierte,
reprendiendo mi loco desvarío.
Y anunciándome en todo feliz suerte,
sois mi Pastor: no temas ya extravío
sois mi Pasto: no temo ya a la muerte.

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